EXTRA II

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Alonso.

1 mes después...

Al fin había llegado el momento. Por alguna razón ya no me resulta tan importante como hace dos meses. Lo más importante para mí en este momento es Isabella.

—¿Cómo te sientes? ¿Nervioso, asustado, con miedo? —preguntó Jos entrando a mi habitación, detrás de él venía Bryan.

—No lo atormentes más. —pidió él rodando los ojos.

—Estoy bien. —respondí encogiéndome de hombros.

—La que no está bien es tu señora esposa. —comentó Bryan rodando los ojos y Jos se echó a reír.

—¿Qué le pasa? —cuestioné un tanto preocupado.

—Estaba en el baño... Vomitando. —Bryan hizo mueca de asco y yo entrecerré los ojos.

—¿Vomitando? —asintió.

—Y que esté vomitando significa una sola cosa... —las cejas de Bryan bailaban de arriba a abajo y de un momento a otro salí corriendo de mi habitación para asegurarme de que no fuera lo que yo estaba pensando.

¿Y si ella estaba embarazada?

¿Sería algo bueno o malo? Como sea yo estaré ahí con ella.

Toqué desesperadamente la puerta de la habitación, escuché un pase proveniente del interior y abrí la puerta. Lo primero que pude observar fue a mi esposa acostada en la cama mirando hacia el techo con una mano en su vientre.

¡Santo cielo! ¡Sí está embarazada!

Rápidamente caminé hasta quedar a su lado y puse mi mano sobre la suya. Ella tenía los ojos cerrados pero cuando sintió mi mano sobre la suya los abrió dejándome ver esos maravillosos ojos verdes.

—Hola. —me saludó sonriendo. —Alon... Debo decirte algo. —dijo mientras se sentaba ya que estaba acostada.

—No hace falta. Creo que sé lo que tienes. —ella frunció el entrecejo.

—Es normal, ¿no? —asiento sonriendo, ella ya debería saber que las naúseas son síntomas normales del embarazo. —Necesito tranquilizarme. —dijo mientras se levantaba y comenzaba a caminar de un lado a otro.

—Tranquilízate, cariño. Tus síntomas son normales. —ella me dedica una media sonrisa y se acerca a abrazarme. —Estaré contigo durante todo el proceso.

Ambos nos quedamos unos minutos así, abrazados. Me gustaba tener a mi esposa entre mis brazos, me gustaba llamarla esposa porque así sabía que su vida y la mía estaban unidas.

La llegada de un bebé en estos momentos sería maravillosa. Un pequeño príncipe o princesa corriendo por todo el castillo, jugando en el jardín, pasando tiempo con su madre y yo.

—Nuestro bebé será hermoso. —pronuncié, sentí a Bella tensarse y se separó lentamente de mí mientras me veía con el entrecejo fruncido.

—¿Quieres un bebé? —preguntó, ahora yo fruncí el ceño.

—Pero... Sí... Quiero decir... ¿Tú no...? —ella sonrió y empezó a reír.

—¿Piensas que estoy embarazada?

—¿No lo estás? —ella negó con la cabeza sin dejar de sonreír.

Que tonto.

—Bryan me dijo que estabas vomitando... —comenté y puso los ojos en blanco.

—Estoy extremadamente nerviosa, Alon. Bryan entró cuando mis nervios estaban al cien y las naúseas me invadieron. —asentí comprendiendo. —Lamento... Desilusionarte. —sonreí y tomé sus manos.

—No importa. Después de todo no fue hace mucho que tú... Perdiste a tu bebé. —ella hizo una mueca y besé su mejilla. —El nuestro puede esperar, quizá en un par de años. —le guiñé un ojo, Bella asintió y soltó un suspiro.

Ambos nos miramos fijamente. Mi esposa tenía una hermosa sonrisa dibujada en el rostro y por consecuencia, yo también sonreía.

—Hey, ya habrá tiempo para ustedes dos pero ahora deben apurarse. Les queda media hora. —avisó Jos desde el otro lado de la puerta, escuché a Bella soltar un gruñido y reí.

—Todo saldrá de maravilla, ya lo verás. —ella asintió, le dí un rápido beso en los labios y salí de la habitación rumbo a la mía a prepararme para la coronación.

Seré rey.

Seremos reyes.

Cumpliré el deseo de mi padre. Seré el mejor rey que haya existido desde que los Villalpando comenzamos a mandar.

Y lo mejor de todo, es que lo haré acompañado de mi hermosa esposa.

(...)

No creo que sea necesario relatar todo lo acontecido durante la ceremonia de coronación. Lo único que importa en este momento es que Isabella Moro y yo, somos reyes.

—La corona me queda algo grande. —se quejó Bella quien estaba sentada en el trono a mi lado, la ceremonia había terminado pero decidimos regresar aquí. —¿Habrá alguna manera de componerla? —reí y volteé a mirarla, tenía una mueca formada en el rostro mientras intentaba acomodar su corona.

—Espero que sí. Mandaré a arreglarla. —ella sonrió y ambos soltamos un suspiro.

—Sigo sin creer que esto sea real. —Bella miraba todo a su alrededor, tenía un espectacular brillo en sus ojos. —Tú y yo, casados y... Somos reyes. —sonreí.

—Yo sigo sin poder creer que esté casado contigo. —entrelacé su mano con la mía. —Me odiabas... ¿Lo recuerdas? —mi esposa se ruborizó levemente y asintió.

—Fui estúpida, ni siquiera te conocía. —soltó una pequeña risa. —Supongo que me dejé influenciar por Freddy. —asentí dándole la razón y me levanté del trono para pararme frente a ella.

—¿Te digo algo? —asintió. —Amo estar contigo, Bella. Amo que seas mi esposa y vivamos juntos. Amo cada uno de tus defectos y virtudes, también cada una de tus ocurrencias y hasta tu mal humor. —ella sonreía mientras que yo me perdía en ella.

—Amo que seas cursi.

—Amo que me ames. —reímos y se puso de pie para abrazarme. —¿Si tendremos un bebé algún día, verdad?

Un bebé es uno de mis tantos deseos. Y más si es con la mujer que amo. Aunque por otra parte ambos aún somos jóvenes y ella hace dos meses que perdió a su primer bebé. No debería insistir tanto.

—Por supuesto que sí, pero no ahora. —dijo y se separó de mi para volver a sentarse en su trono. —Tal vez en dos o tres años, pero no ahora. —asentí sonriendo.

—Bien, estoy de acuerdo.

—Además, no es como si me fuera a separar de tí. Tenemos muchos años por delante, para difrutar nuestro matrimonio, nuestra vida juntos.

Nuestra vida juntos.

Me incliné y dí un beso en su frente.

–Te amo. —susurré en su oído, sentí sus brazos rodearme el cuello y me acercó a ella.

—Y yo a tí.

The Prince #1 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora