The Prince #1

32. "Estoy bien."

Isabella.

Bryan y Jos me ayudaron a bajar mis maletas del auto mientras que Alonso me llevaba a la que sería mi habitación.

—Espero que te guste. —me dedicó una sonrisa mientras sacaba una llave de su bolsillo y abrió la puerta.

Se hizo a un lado para dejarme entrar a la habitación. Era gigantesca, las paredes estaban pintadas de un color lila hermoso y las sábanas hacían juego con la habitación.

—¿Qué te parece? —preguntó y volteé a verlo.

—Está muy grande para mí, pero supongo que me acostumbraré. —él caminó hacia mí y sonrió.

—Baja en unos minutos, la comida estará lista. —asentí y salió de la habitación.

Me senté en la orilla de la cama y me acosté, por instinto llevé una mano a mi vientre. Quién diría que por éste pequeño que está creciendo en mí tendría algunos problemas, pero todo lo superaré.

—Aquí están tus maletas. —dijo Jos entrando a la habitación con un paquete de galletas en las manos, me quedé mirándolo confundida ya que no traía ninguna maleta pero detrás de él venía Bryan cargando todo.

—Hey, gracias por la ayuda. —dijo Bryan sarcástico soltando todo en el suelo. —¿Qué traes en las maletas, Isabella? ¿Piedras? —rodé los ojos ante la exageración de mi amigo.

—Solo es ropa, exagerado. —le respondí y soltó una pequeña risa.

—¿Y? ¿Cómo está tu bebé? —preguntó Jos sentándose a mi lado y Bryan se paró frente a mí.

—Supongo que bien. —me encogí de hombros. —Apenas tengo tres semanas de embarazo, mi bebé apenas es como un frijolito. —sonreí.

—Señorita, el príncipe me mandó a decirle que la comida está lista. —anunció una señora tocando la puerta de mi ahora nueva habitación.

—Gracias, Blanca. En un momento bajamos. —respondió Jos por mí, la señora asintió y se retiró.

—Bien, supongo que como tú eres invitada de Alonso podrás comer junto a él. Yo estaré conviviendo con los de tipo. —dijo Bryan y reí, probablemente a él no se le tenga permitido comer con el príncipe.

—No te quejes, Bryan. Sabes que al señor Ethan no le gusta que los empleados coman en la mesa. —dijo Jos poniendo los ojos en blanco.

—Lo tengo muy presente. —dijo mi amigo y salió de la habitación.

—Bien, supongo que tienes que ir a comer, y por supuesto alimentar al pequeño ser que crece en ti. —Jos picó mi panza y lo miré con el ceño fruncido. —Lo lamento, soy nuevo con esto de las embarazadas. —se encogió de hombros y solté una pequeña risa.

—Yo también soy nueva con esto del embarazo. —me levanté de la cama y comencé a caminar con dirección al pasillo esperando ver alguna flecha que me indicara el camino hacia el comedor.

Algún día me perderé en éste inmenso lugar.

—No es para allá. —escuché que dijo Jos cuando comencé a caminar hacia el pasillo de la izquierda. —Sígueme, así no te perderás. —sonrió y caminé hacia él.

—Tendrán que darme un mapa de éste laberinto. —me quejé y escuché una sonora risa por parte de Jos.

Recorrimos los grandes pasillos en silencio, por alguna extraña razón se sentía incómodo caminar junto a Jos sin que dijera algo insinuante o estuviera hablando sin parar.