41. "No ahora"

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Isabella.

—Bien, señorita Moro, usted está lista para salir de aquí. —me dijo el doctor con una resplandeciente sonrisa. —Tiene buena suerte de no haberse fracturado, tiene huesos fuertes. —me sonrió nuevamente.

—Gracias. —le agradecí tratando de sonreír, me puse de pie y comencé a caminar.

—Le recomiendo que piense en alguna otra cosa, cuando usted quiera podrá volverse a embarazar. No se deje caer en depresión. —le sonreí débilmente a lo que él me regresaba una gran sonrisa reconfortante.

—Lo tomaré en cuenta, gracias nuevamente. —el doctor asintió y caminamos hasta la puerta.

Comencé a caminar por los pasillos siendo seguida por el doctor.

Me pregunto si alguien estará esperándome allá.

Mi duda fue resuelta al ver a Freddy y a Bryan sentados, en una silla cada uno, en la sala de espera. Cuando mi amigo me vio se levantó rápidamente y se acercó a mí para tomarme entre sus brazos.

—Me alegra que estés bien. —me dijo sin deshacer el abrazo. —Lamento mucho lo de tu bebé, Isa. —me separé de él y lo miré a los ojos.

—No quiero que me recuerden eso, solo quiero... Distraerme. —él asintió y pasó su brazo sobre mis hombros guiándome hacia la salida.

—¿Isa? —escuché que dijeron detrás. —¡Isabella! —miré sobre mi hombro para ver a Freddy quien caminaba rápidamente hacia nosotros.

—No me dejes sola. —le pedí a Bryan, me acercó más a él y nos detuvimos, supongo que debo hablar con Freddy aunque sea un poco.

—¿Cómo estás? —preguntó mirándome fijamente, sus ojos brillaban al verme pero sabía que en el fondo se sentía triste.

—Estaríamos mejor si no hubiéramos peleado. —respondí en tono frío, espero que entienda que en el estaríamos incluí a mi bebé.

—Hablemos, por favor. Quiero que arreglemos las cosas. —pidió tomándome una mano la cual quité rápidamente. —No me hagas esto, Isabella. ¿Acaso crees que a mí no me duele la pérdida? —no lo miré, solté un suspiro y dí media vuelta dispuesta a irme hasta que él volvió a tomarme de la mano.

—Freddy, por favor. —le dije un poco más tranquila. —Sólo necesito estar sola unos días, en otro momento hablaremos.

—Isa...

—No ahora, Freddy. —lo miré seria, me solté de su agarre y me fui con Bryan.

En ningún momento mi amigo se separó de mí. Me tenía pegada a él hasta que llegamos al auto y Jos se acercó a darme un abrazo.

—¡Estás viva! —exclamó dramaticamente sin soltarme.

—Oye, déjala. Aún no se recupera del todo. —dijo Bryan sonriendo, Jos se separó de mí y me sonrió.

Abrí la puerta del auto y me subí, después de que ambos chicos entraron al auto emprendimos el camino. El trayecto estuvo silencioso. Solo me dedicaba a mirar por la ventana, ver a todas las personas que caminaban por la calle algunas con una sonrisa en el rostro, otras serias y por supuesto a algunas parejas que caminaban tomados de la mano.

Me dolía. Me dolía verlos porque mi relación con Freddy ya no sería la misma jamás y ver a todas esas personas felices me hacía sentir mal.

—¿Quieres que pasemos a comprar algo para comer? —me preguntó Bryan volteando a verme cuando nos detuvimos en un semáforo.

—Hay unas tortas cerca de aquí que están muy buenas. —animó Jos sonriendo.

—No tengo hambre. —les respondí regresando la vista a la ventana.

The Prince #1 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora