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Segundos después el silencio reinaba en aquella celda, todos los chicos miraban expectantes de pies a cabeza a la humanidad del rubio y el rizado.

El chico tatuado se situaba en frente de éstos, comenzando a rodearlos a pasos lentos inspeccionando cada centímetros de sus cuerpos con una mirada sádica.

--- ¡Rubio! ¿Cómo te llamas? - Preguntaba retadora mente.

--- Emm... Ni- Niall Horan. - Respondía con sumo nerviosismo.

El recluso miraba ceñida mente el rostro del oji azul, mientras los demás reos se encontraban detrás de éste contemplando la escena.

--- ¿Que mierda te pasó en el rostro? Pareces un puto fenómeno. - Cuestionaba mientras miraba con desprecio sus cicatrices.

--- Emm, No quisiera hablar al respecto, por favor...
- Respondía Niall con tono conciliador.

--- ¡Dime que mierda te pasó! - Exclamando con exigencia, chocando su frente contra la del oji azul haciendo que éste diera un paso hacia atrás para evitar caer.

--- ¡Que te importa! ¡Dejanos en paz! - Resaltaba el rizado sin vacilación, al ver como el chico tatuado buscaba iniciar una gresca.

El recluso esbozaba una sonrisa ladina, al mismo tiempo que se paraba justo al frente del rizado contemplando el  verde intenso en sus orbes.

 
--- Tienes lindos ojos. - Mencionaba el recluso mirándolo directamente.

Harry lucía inmutable ante la ceñida mirada del chico, nunca había estado en un reformatorio pero sabía que él mostrarse débil no era una buena impresión en ese sitio, aunque era consciente que corría el riesgo que tal osadía e irrespeto le costara la vida.

 
--- Tienes lindos labios. - Replicaba el recluso sin apartarle la vista.

--- No me digas...  - Respondía Harry irónicamente, dibujando una sonrisa socarrona.

--- ¡Ohh! Vaya vaya ... Además tienes unos lindos y jodidos hoyuelos. - Tratando de acariciar uno de éstos con su dedo.

--- ¡NO ME TOQUES, MALDITO BASTARDO! - Reaccionaba el rizado amenazante, apartando rápidamente la mano con que el recluso intentaba tocarlo.

--- ¡QUIÉN TE CREES PARA RECHAZARME ASÍ! ¡MALDITO MALNACIDO! - Otorgándole sin aviso un certero puñetazo en el hígado.

Harry se doblaba instintivamente sobre sí mismo tratando de contener el dolor visceral que le había producido tal golpe, el cuál le había dejado sin respiración por varios segundos.

--- ¡Por favor no queremos problemas! - Mencionaba Niall tratando de apaciguar los ánimos caldeados.

--- ¡Callate! ¡Maldito engendro! - Gritaba el recluso, el cuál se encontraba con su oscura mirada llena de obstinación, pues no concebía el desaire que había protagonizado el oji verde.

Harry trataba de recuperar el aliento, éste aún se encontraba inclinado sobre su torso, sosteniéndose con una mano en el suelo.

--- ¡Chicos! Tomen al rubio y follencelo hasta el amanecer, coloquen una maldita almohada en su cara, obvio para evitar que grite y por supuesto para no verle el puto rostro de mierda. - Ordenaba el recluso quién se encontraba exageradamente tatuado de pies a cabeza.

--- ¡Por favor nooo! - Apenas consiguió esbozar el oji azul, pues uno los sujetos le amordazo la boca con un pedazo de tela, mientras otro le sostenía los brazos hacia atrás y otro le sostenía los pies, llevándolo hacía una de las camas.

El chico tatuado reía al ver la escena en donde trataban de abusar al irlandés, sin embargo dicha burla era interrumpida por un tremendo gancho en su estómago el cuál le otorgaba el rizado fulminándolo y haciéndolo caer de rodillas al suelo.

El Trébol Sin Suerte(LARRY STYLINSON)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora