Los meses pasaron a tal velocidad que Julia los sintió como un parpadeo.
Su mano cicatrizó lentamente y el esguince le impidió pelear con normalidad durante algún tiempo, pero aquello fue todo. Durante las muchas semanas que sucedieron al mordisco, Julia revisaba la herida cada pocas horas para asegurarse de que la infección no aparecía de pronto. Se repetía lo mismo una y otra vez, como un mantra, pero algo en su interior se se revolvía y la obligaba a quitar la venda. “Estarías muerta ya”, eran las palabras que se habían convertido en su lema de vida. Julia no compartió con nadie lo que le había ocurrido, ni siquiera cuando la herida se hubo cerrado del todo dejando en su piel una cicatriz irregular y una hendidura donde debería haber músculo. No lo habló con Maggie, ni con Glenn. Seguía sintiendo miedo a una muerte que no parecía tener intenciones de llegar.
Habían adoptado una forma de vida nómada, siempre huyendo de un lado para otro y ocupando casas y edificios durante unos pocos días. Julia siempre participaba en las excursiones para conseguir recursos gracias a la nueva lanza que se había fabricado con un grueso palo de madera al que había atornillado un cuchillo de carnicero afilado por ambos lados; aquella arma era casi tan mortífera como la automática con silenciador que había empezado a llevar siempre consigo.
Julia se fue distanciando del grupo. La tensión con Rick aumentaba exponencialmente con cada día que pasaba y, a pesar de que el hombre jamás lo admitiría, era por lo que Julia había hecho, por salvarle la vida a Shane. Ella seguía sin saber sus propios motivos para haber hecho aquello, no comprendía de dónde había nacido aquel impulso, pero sí entendía que el daño ya estaba hecho y lo había dejado aparcado en un rincón oscuro de su mente.
Se alejó de todos los demás, incluidos Maggie y Glenn. Por culpa del miedo a transformarse en caminante en cualquier momento, Julia se fue convirtiendo en una persona huraña, malhumorada, que saltaba con cada comentario y no se daba ni un respiro. Recuperó la vieja costumbre de dormir cinco horas cada noche, a veces incluso menos, solo para poder estar despierta cuando el cambio que nunca llegaba comenzase. Solo se permitía momentos de tranquilidad durante las clases que Hershel siguió impartiéndole. Se centraron en el embarazo, el parto y la cesárea, así como en todas las heridas que podían recibir en su situación. Julia no se sentía preparada.
El invierno fue duro. Se acurrucaban todos en una misma habitación alrededor de hogueras escondidas en cacerolas, todos envueltos en sacos de dormir y tiritando de frío. A raíz del miedo, la tensión y la escasez de comida, Julia adelgazó todavía más, hasta el punto de que sus costillas podían contarse a través de la cada vez más pálida piel. Siguió llevando sus apretadas trenzas, pero el pelo había dejado de crecerle y se le caía con cada vez más abundancia; su periodo llevaba sin aparecer desde la caída de la granja.
—¿Crees que es posible encontrar una vacuna? —preguntó un día a Hershel.
Estaban los dos sentados en el patio interior de la casa que habían limpiado y saqueado el día anterior. Habían decidido quedarse allí unos días en vistas de que no había demasiados caminantes en el pueblo, por lo que Julia y Hershel aprovecharon para retomar sus clases. Lori corría por su cuarto mes de embarazo.
—Sí —el hombre, cuya barba blanca lo hacía asemejarse bastante a Santa Claus, asintió lentamente con la cabeza—, creo que es posible y necesario.
Hablaron mucho sobre una posible vacuna después de aquello. Especulaban sobre la forma de la enfermedad, sobre si era virus o bacteria, sobre su origen y sobre la mejor forma de destruirla. Julia sentía una intensa comezón en la cicatriz cada vez que surgía el tema, pero siguió sin confesar a nadie lo ocurrido.
* * *
Lori corría por su octavo mes de embarazo y Julia había perdido toda esperanza cuando su suerte cambió.
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The Walking Dead: Protocolo A.Z [EDITANDO]
FanfictionJulia Watson lleva años preparándose para el apocalipsis. Siempre fue como un juego para ella y sus mejores amigos pero, cuando este finalmente llega, descubrirá que nada podría haberla preparado para lo que le espera: la supervivencia ya no es un j...