Capítulo 30: "Podemos acabar con esto"

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 Al contrario que Zach, el novio de Beth, Daryl volvió sano y salvo de la expedición. Julia quiso ir con él a dar la mala noticia a la chica, pero Daryl se empeñó en hacerlo solo. "Yo lo vi morir", dijo.

Julia reunió al consejo antes de cenar. Kit había abandonado su puesto al estar siempre tan sumergido en sus libros y su investigación, y su silla ahora la ocupaba Carol, que había demostrado ser bien capaz de cualquier cosa que se propusiese. El ambiente de la reunión fue triste. Todos lucían cansados y ojerosos, especialmente aquellos que habían ido a la misión de aprovisionamiento de aquel día, por lo que Julia decidió ser rápida.

—Siento hacerlo así tan de repente —se excusó; las sonrisas forzadas y los asentimientos vagos recorrieron la pequeña sala—, pero es importante.

—¿Qué pasa? —inquirió Glenn, preocupado de pronto e inclinándose hacia delante. Julia negó con la cabeza.

—Nada preocupante; al contrario. Kit está haciendo buenos progresos en la búsqueda de la cura, pero aquí no tiene material y pronto se le acabará el que tiene —los rostros de Carol, Daryl, Hershel, Sasha y Glenn se redibujaron en comprensión—. Propongo un grupo para acompañarle hasta la universidad de Raleigh. Son menos de cinco horas en coche y puede funcionar también como refugio, pero Kit necesita protección.

—¿Por qué Raleigh? —inquirió Carol.

—Es mi antigua universidad. Conozco bien el sitio, y el edificio de ciencias tiene paneles solares que, con suerte, seguirán funcionando. Además, el laboratorio es uno de los mejores equipados del estado.

—Me parece razonable —coincidió Hershel, asintiendo con la cabeza—. Ese chico tiene cabeza, si alguien puede encontrar la cura es él. Yo voto que sí.

—Yo también —se apresuró a decir Dan.

—Y yo —asintieron Carol y Daryl a la vez.

—Y yo —se unió Glenn. Todos miraron a Sasha, la única que no había hablado, pero esta tenía una sonrisa en los labios carnosos y una ceja enarcada.

—¿Qué? Es bastante obvio que yo también voto que sí —Julia suspiró, aliviada, y miró a Hershel.

—Mañana llamaremos a todos. Quien acompañe a Kit lo hará de forma voluntaria —sentenció Hershel; todas las cabezas asintieron, de acuerdo—. Ahora vamos a cenar. Hay verduras a la parrilla y yo tengo hambre —Julia rió, sacudiendo la cabeza, y salió con Glenn de la sala.

—Entonces, ¿la cura va bien? —preguntó el chico.

—Kit tiene la teoría de que soy inmune a las infecciones por una mutación durante el embarazo; mi madre seguía tomando medicinas para el cáncer cuando se quedó embarazada, así que es lo más probable —explicó Julia; Glenn asintió con la cabeza, pensativo.

—No sé mucho del tema, pero... —Julia asintió también, animándolo a continuar— me dijiste que tu sangre ataca las infecciones y las deshace. ¿No podrías curar a alguien inyectándole tu sangre?

—Kit lo está barajando —respondió—, pero necesitaría hacerse una transfusión muy grande. Además, cree que eso no volvería inmune a la gente, sino que solo duraría unos días. Hasta que el cuerpo asimilase la transfusión.

—¿Entiendes ahora por qué era repartidor de pizzas? —el rostro de Glenn mostraba una concentración y confusión exageradas, haciendo que Julia riese alegremente.

—En realidad es fácil de comprender —Julia se encogió de hombros. Ya habían salido al patio interior, donde el olor a verdura asada inundaba el aire—; lo difícil es pensarlo.

The Walking Dead: Protocolo A.Z [EDITANDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora