Capítulo 18: Dan (II)

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No encontraron zombies alrededor de la urbanización pero sí dentro. Dejaron a Kit -que no sabía muy bien cómo defenderse- y a la madre de Dan en la cabina vacía del portero y se adentraron en la urbanización.

La primera casa estaba casi vacía de zombies y a rebosar de comida, por lo que decidieron que se establecerían en aquella al menos durante esa noche. Entre Mike y Dan limpiaron la planta baja y Amanda y Dave hicieron lo mismo con el piso superior. Durante la siguiente hora y media, se dedicaron a limpiar las calles de la urbanización y a cerrar las puertas de todas las casas para asegurarse de que no iban a llevarse ningún susto. Recogieron a Kit y a Lindsay, cogieron las bolsas y las mochilas y se instalaron en la casa.

Dave y Mike ocuparon una habitación con literas, Amanda un dormitorio individual y Lindsay, Kit y Dan el principal, que contaba con un sofá de aspecto cómodo. Tras una breve discusión, Dan resolvió que Kit y su madre se quedarían con la cama y él con el sofá.

Cenaron en silencio alrededor de la larga mesa del comedor y a la luz de una linterna dynamo que Dan había rescatado del fondo de su armario. La estancia se vació rápidamente, pero Dan permaneció unos segundos junto a la ventana. La calle lucía desierta y en el cielo brillaba una enorme luna menguante que arrojaba una hermosa luz plateada, pero él no estaba tranquilo. Sus ojos captaron un movimiento extraño en la casa de enfrente pero, cuando miró, no vio nada. Sacudió la cabeza, achacándolo al cansancio, bajó la persiana y subió al dormitorio.

Se durmió en cuando su cabeza tocó el mullido reposabrazos pero, aun así, su último pensamiento fue para Julia.

* * *

Dedicaron el día siguiente a limpiar las casas que más cerca tenían. Amanda demostró aprender rápido y, al cabo de unas pocas horas, ya manejaba su lanza con habilidad y se movía de forma tan silenciosa que los zombies no la oían acercarse. Dave y Mike trabajaban en equipo, emboscándolos, a pesar de que Dan había dicho una y otra vez que aquel no era el modo y que así solo iban a conseguir que uno los mordiese.

A mediodía habían limpiado y saqueado la mitad de las casas, por lo que tenían comida suficiente para varias semanas. Dave y Mike se trasladaron a la casa del al lado, pero Amanda decidió quedarse con Kit, Dan y su madre.

Después de comer se dedicaron a limpiar las que quedaban. Kit se quedó con Lindsay a organizar los suministros y repartirlos, así como a limpiar un poco la casa. Dave y Mike empezaron con el final de la urbanización, cuyas doce casas estaban repartidas en una única calle, y Dan y Amanda se adentraron en la que quedaba frente a la suya.

Dan golpeó tres veces la puerta principal antes de abrirla al no escuchar ningún gruñido cercano. Revisaron la planta baja sin encontrar rastros de zombies.

—¿Por qué te has quedado con nosotros? —preguntó Dan a Amanda cuando alcanzaron la base de las escaleras. La chica se encogió de hombros y unos cuantos mechones de cabello rubio se le posaron en el rostro; se los puso tras la oreja.

—Has demostrado que sabes de qué va la cosa —empezaron a subir las escaleras— y me siento segura contigo —Dan la miró, perplejo. Nunca nadie se había sentido seguro con él.

Encontraron dos zombies encerrados en el cuarto de baño del piso superior. Dan sujetó la puerta entreabierta y Amanda atravesó el cráneo de ambos cuando se precipitaron por el hueco que había dejado Dan. Los bajaron a rastras y los llevaron a la pequeña ronda que había en el centro de la urbanización, donde habían amontonado los cuerpos.

No encontraron más zombies en toda la tarde de modo que ni siquiera había atardecido cuando prendieron cuerpo a los cadáveres sobre aquel pedazo de asfalto. Dejaron que las llamas se consumiesen, en silencio. Kit se sentó en el banco que había en el porche delantero de una de las casas que daban a la rotonda y le dio un pequeño emparedado que había preparado Lindsay.

The Walking Dead: Protocolo A.Z [EDITANDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora