The Walking Dead: Protocolo A.Z [EDITANDO]

Capítulo 9: Como un niño abandonado

 A la mañana siguiente se organizó la expedición de búsqueda. Se repartieron las armas que Carl había encontrado pero Julia tenía bastante con su palo, que seguía provocando risas a pesar de que ya había demostrado lo que era capaz de hacer con él.

Se hizo a un lado en cuanto Andrea y Dale se pusieron a discutir por lo sucedido en el CDCE; sabía que su vena pacifista saldría a flote de inmediato y prefería mantenerse al margen, de modo que cruzó la carretera y sacó un cigarro de su mochila. Glenn la siguió.

—No sabía que fumabas —comentó al verla encenderlo; Julia se encogió de hombros.

—Yo tampoco —rió, expulsando el humo. Glenn sonrió de medio lado—. ¿Vamos a ir en grupos, como en el cole? —la sonrisa de Glenn se ensanchó.

—Eso creo. Me pediría ir con Rick, pero tu palo me da más confianza —Julia se atragantó con el humo por culpa de las repentinas carcajadas que brotaron en su pecho. Le costó recuperar la respiración.

—Vete a la mierda, Glenn —masculló todavía entre toses, provocando que el chico riese también.

—Lo digo en serio —Glenn alzó las manos con aquella bonita sonrisa adornándole el rostro—, te he visto usarlo y me da confianza. Tendrás que enseñarme algún día.

—Ya vale de meterse con mi palo —se quejó Julia, riendo y dando otra calada.

Acabó el cigarro a tiempo de unirse al grupo. T-Dog y Dale se quedaban para intentar arreglar la caravana y porque el primero se había cortado escondiéndose de los caminantes; estaba tan mal que Julia decidió compartir con él sus antibióticos y sus calmantes, a pesar de que la reserva era escasa.

Atravesaron el bosque siguiendo a Daryl, quien al parecer era bastante bueno en el rastreo. Formaban una fila alargada y diseminada, con Shane y su rifle a la cola. No habían querido repartir pistolas por si alguien decidía disparar a lo loco y atraía así a los caminantes; Julia estaba en parte de acuerdo, pero consideraba que el resto del grupo no tenía tanta experiencia con los cuchillos como para saber defenderse con ellos. Supuso que Glenn tenía razón y que tendría que enseñarles a usar un palo como el suyo.

Daryl los hizo detenerse a la media hora. Entre los árboles se divisaba lo que parecía ser una tienda de campaña algo maltrecha. Todos se agacharon por si acaso.

—Podría estar ahí dentro —susurró Shane.

—Ahí dentro podría haber muchas cosas —replicó Daryl.

El cazador avanzó despacio y en silencio, con la ballesta en alto y seguido de cerca por Rick. Carol se levantó a toda prisa para correr tras ellos, pero Rick le indicó que se quedase e hizo una seña a Julia para que fuese con ellos. La muchacha se despegó del grupo y fue tras Rick, procurando hacer el menor ruido posible. Agarró su palo con las dos manos y lo puso a la altura de su rostro, alerta. Shane se pegó a ella.

Apenas habían recorrido un par de metros cuando Daryl alzó un dedo para que se detuviesen de nuevo. El hombre sacó un cuchillo de su cinturón y se acercó a la tienda. Julia notó que sus propios dedos se aferraban con más fuerza al palo a medida que Daryl se aproximaba más y más. Lo observó, con el corazón en un puño, asomarse a los huecos que dejaba la tela y soltó el aire de golpe cuando les indicó mediante un gesto que no estaba seguro. Rick llamó a Carol y el resto del grupo se acercó corriendo.

—Llámala despacio —susurró Rick a la angustiada mujer—. Si está ahí dentro, la tuya debe ser la primera voz que oiga.

—¿Sophia? —Julia estaba segura de que la voz de Carol no reflejaba ni la cuarta parte de lo que la mujer sentía por dentro— Cariño, ¿estás ahí? Sophia, soy mami. Sophia —siguió llamando sin obtener respuesta—. Estamos todos aquí... soy mami.