The Walking Dead: Protocolo A.Z [EDITANDO]

Capítulo 32: Caos

 Julia y Daryl lloraron a los muertos en silencio, abrazados en la cama y con el rostro enterrado en el cuello del otro. Julia no se molestó siquiera en ducharse para quitarse todo el sudor, toda la sangre y todas las lágrimas que la cubrían, por lo que ambos cuerpos se confundían en una mezcla de olores a sudor, muerte y bosque.

Se sentía segura en los brazos de Daryl. Se sentía a salvo, protegida de todo mal, incluso de aquellos que provenían de su interior. Siendo acunada por Daryl, todo parecía posible, incluso superar el horror que habían vivido aquellos días, y fue por ello que le costó tanto separarse de él a la mañana siguiente para ir a ducharse y a comer algo, pero su estómago rugía y la mugre la cubría como una segunda piel.

Encontró a Maggie de camino a las duchas. La chica lucía tan destrozada como ella, pero el dolor que brillaba en sus ojos iba mucho más allá. Julia se puso junto a ella y la tomó de la mano, apretándola con suavidad para hacerle saber que iba a estar con ella pasara lo que pasara.

—¿Cómo está Glenn? —preguntó Julia en un hilo de voz.

—Ya no tiene fiebre y ha dejado de toser —respondió Maggie; Julia asintió con la cabeza y sonrió levemente.

—¿Y tu padre?

—Ha salido al bosque con Michonne; van a enterrar a Beth bajo un árbol, como ella quería —la voz de Maggie se quebró, por lo que Julia se detuvo y estiró de ella hasta que la chica estuvo entre sus brazos.

La abrazó con fuerza mientras Maggie lloraba todo su dolor. Los sollozos la hacían estremecerse violentamente, pero Julia no la soltó, sino que acarició con cariño su sucio cabello; la estrechaba con un poco más fuerza cada vez que Maggie se apretaba contra ella. El dolor de Maggie le recordaba al suyo cuando encontró los cuerpos de John y de su madre. Recordó el shock, la pérdida total y absoluta de esperanza; recordó el vacío que había sentido, aquella nada que hacía parecer que no podría volver a sentir jamás. Varias lágrimas escaparon por sus ojos y fueron a perderse al pelo de Maggie, que seguía con la frente apoyada en su hombro. Y no le dijo que fuese fuerte o que dejase de llorar porque Beth no hubiese querido verla así, sino que la dejó llorar todo cuanto quiso, la dejó desahogarse y volver a ahogarse en sus lágrimas; porque fue lo que ella hizo y fue lo único que la hizo sentirse un poco mejor. Así que se limitó a abrazar a su mejor amiga mientras esta lloraba la muerte de su hermana.

* * *

Después de una corta pero reparadora ducha, Julia obligó a Maggie a volver con Glenn para descansar y fue a la zona trasera de la prisión, la de las tumbas, para ayudar a los demás a cavar.

Trabajaron en silencio y con rapidez. El sol les golpeaba las espaldas y las nucas sin piedad, pero tenían demasiados amigos, hermanos e hijos a los que enterrar y no iban a dejar que algo tan simple como un poco de calor los detuviese o ralentizase.

Habían sido muy pocos los que no habían contraído la enfermedad. Rick, Tyreese, Daryl, Kit, Kevin, Rhonda y unas siete u ocho personas más, y la mayoría de ellos estaban concentrados en cavar las tumbas para la montaña de cuerpos envueltos en sábanas que aguardaban en las entrañas de la prisión para ser enterrados.

—He hecho muchos avances en la cura —murmuró Kit, que trabajaba con Julia en la tumba de Marnie. Julia lo miró con interés pero sin dejar de cavar—. He aprovechado todo lo que hice con Caleb para la vacuna de la gripe, y me queda muy poco. Ya sé por qué eres inmune —Julia se detuvo de pronto, sorprendida. Kit tenía una sonrisa orgullosa en los labios; siguieron cavando con algo más de ganas—. Fue la Oxanamina; tienes grandes cantidades de algunos de sus componentes principales. Es un medicamento que dura mucho tiempo en el organismo incluso después de tomarlo, por lo que creo que tu madre te la transmitió a través del cordón umbilical durante las primeras fases del embarazo, que es cuando el embrión es más susceptible a cualquier sustancia agresiva. Debió de modificar tu código genético, por eso tus anticuerpos son tan fuertes.