Lelly

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-¿Vas a pasar luego por la tienda? - pregunto Fausto.

-Esta claro, no me iré al Sector dos sin antes despedirme de ti - le conteste.

-¿Que vas a hacer allí exactamente Lelly?

-Buscar respuestas.

-¿Sobre que?

-Ya lo sabes.

-Solo se que, debes dejar ir a tus padres, te dejaron tirada en la Pandemia.

-No digas eso, no lo sabemos, aparte, me dijeron que hay alguien que podría conocer su paradero.

-¿Quien?, enserio, ya te lo he dicho mil veces, nos tienes a mi y a Meír, nos hemos cuidado entre nosotros durante años, has visto crecer a Meír, para ella eres como su madre.

-¡Oye!, no te pases que solo nos llevamos cinco años.

-Tu me entiendes.

-No entiendo a donde quieres llegar- suspire.

-Quiero llegar a que - agarro mi mano-, nosotros somos tu familia, nos hemos cuidado siempre y así seguirá, tienes una vida con nosotros pero sigues buscando a unos fantasmas.

-Tu no lo entiendes.

-Lo intento- me quito el mechón de la cara, guardándolo tras mi oreja y acarició mi mejilla.

-No, no lo intentas, si lo hicieras, me estarías apoyando en todo esto -se quedo callado-, mira, acepto escuchar tu opinión, me gusta escuchar tu voz, pero, no acepto que te interpongas en mis acciones, entiendo que te preocupes por mí, yo también lo hago por ti, pero se cuando debo interponerme o no en tus decisiones o acciones, en cambio tu, aun ni sabes la diferencia.

-Acabas de volver de la simulación, aquel día nos obligaron a uno de los tres a ir. Te ofreciste voluntaria, se porque lo hiciste, alguien tenia que cuidar a Meír, era obvio, aquellos tiempos eran difíciles, no teníamos que comer ni un techo donde dormir, por eso no te deje ir, sabía que si alguien debía de morir, era yo, aquello no me preocupaba, sabía que Meír estaba en buenas manos,tampoco podía hacerme la idea de perderte, pero luego, los días pasaron, se expandió por toda la ciudad que se me daba bien hacer lo que hacía, entonces Walter me encontró, me ofreció ser su socio y acepte, el tiempo paso, hasta la actualidad, tenemos una buena vida, podemos permitirnos todo lo que queramos, podía protegerte...pero tu decidiste ir a aquel infierno y formarte como Exploradora. Te dije que podía protegerte, no hacía falta que te arriesgaras, pero no me escuchaste, saliste por aquella puerta y no volviste, no supe nada de ti durante meses, pase las noches en vela, preocupado, deseando que la puerta del dormitorio se abriera y allí estuvieras tu, correr y abrazarte, sostenerte entre mis brazos, besarte hasta que tus labios se quedaran secos, hasta que nos quedáramos sin aire y tuviéramos que parar, para llenar nuestros pulmones de oxigeno y luego volver a besarnos, pero eso nunca paso - apoyo su cabeza en mi hombro, mientras sus manos seguían sujetas a las mías-. Ahora volviste y hice todo lo que durante estos años no me atreví a hacer, me entregue a ti, me volví tuyo, soy tuyo, sonara avaricioso, pero que quieres que le haga. Durante tu ausencia, acepte que te había perdido, los días eran largos, la vida se me hacía una cuesta demasiado empinada, pero ahora no existe ninguna cuesta y tu eres la razón por la que debo sonreír cada día y ahora me vienes, con que quieres encontrar a tus padres, para ello debes ir a la quedada con un miembro de La Parca, volviendo a poner tu vida en riesgo, ni sabes si ese tío es de fiar.

-No se que decir- me había dejado sin palabras y al besarme lleno mi boca con un sabor amargo, culpa, eso debía de ser.

-Dí que puedo ir contigo- dijo después de despegar sus labios de los míos.

-No, no te vas a poner en riesgo sin motivos.

-Claro que tengo uno, tu eres mi motivo, en eso se basa una relación, cargar con las luchas internas de cada uno, compartir el dolor, los llantos, servir como punto de apoyo, para que cuando uno se caiga el otro lo levante, morir si hace falta para que el otro siga vivo, enfrentar al mundo, a los problemas o a las amenazas juntos.

-Simplemente, quédate, prometo que volveré.

-¿Lo prometes?

-Lo prometo.

-Siento ponerme en lo peor que podría pasar - se perdono.

-No digas nada más, simplemente...finge que todo esto no existe, que estamos flotando en el espacio abrazados por las estrellas y que solo los planetas son testigos de nuestras aventuras - conteste callándolo con un beso.

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