Dónde Aria Kettleburn conoce a los merodeadores y se ve obligada a desarrollar el arte de guardar secretos.
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[ 1975 -? ]
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Aria despertó temprano por si sola. Se sentía orgullosa de haber acostumbrado a su cuerpo a despertarse temprano, pero aún así tenía muchas ganas de seguir en la cama, con su nariz impregnada en la almohada. Decidió no hacer mucho ruido para no despertar a su dos compañeras de cuarto y recordó lo agradecida que estaba por compartir habitación con Lily y Marlene.
Con movimientos torpes pero silenciosos, tomó una toalla, su ropa interior, la camisa y la falda del uniforme, entró al baño y empezó a desvestirse. Dejando acomodada su pijama, se duchó rápidamente y se vistió.
La principal razón por la que Aria se despertaba temprano era porque se demoraba mucho con su cabello. Siempre quería intentar con un nuevo estilo, pero terminaba con su habitual peinado suelto, dividiéndolo en la mitad, y con las puntas onduladas.
Salió del baño y se dio cuenta que sus amigas, Marlene y Lily, se estaban despertando. Marlene no tenía tanto éxito como su amiga pelirroja.
–Buenos días– saludó. Lily respondió lo mismo que la castaña.
–Ayuda– pidió con la voz ronca desplomándose en su cama.
–Vamos, Marlene– Aria la meneó su cabeza de manera gentil. Marlene seguía ignorándola.
–Déjame a mi– Lily se acercó a la rubia. Se aclaró su garganta, de forma educada–¡Despierta, Marlene!– le gritó golpeándole con una almohada. La acción de la pelirroja sacó una risa sonora de la garganta de Aria.
–Ya... ya– Marlene se sentó un poco más despierta– Gracias.
Las chicas terminaron de arreglarse. Aria se dio cuenta que en la noche, ya tenía su uniforme de Gryffindor. Ahora vestía igual que sus amigas.
Las chicas bajaron con dirección al Gran Comedor. Cuando iban saliendo por el retrato, una mano se interpuso en el retrato antes de que cerrarán la puerta completamente.
–Ho-Hola– saludó un Peter agitado. Posiblemente por la carrera que hizo antes de que cerrarán la salida.
–Hola, Peter– le saludó Aria con una sonrisa. Inesperadamente, Peter fue botado al piso porque el retrato fue abierto por Sirius Black, empujando accidentalmente a Peter. Detrás de Sirius llegaron el resto de los merodeadores, de una forma menos violenta que el recién nombrado.
–¿Estás bien?– Aria se agachó para ayudar al chico. Se levantó, anonadado por el hecho de que Aria no tuviera un rastro de burla en su rostro. Ella más bien, sentía preocupación.
–Si, gracias.
–¡Sirius!– se quejó Aria mirándolo mal.
–Calmate, Kettleburn– se dirigió a su amigo–Lo siento, Pete, no fue intencional– el chico le sonrió y se dirigió a Aria– ¿Ves? Peter está bien– lo abrazó por los hombros. Aunque Sirius llegaba a ser muy molestoso con Peter, en serio lo apreciaba. El pequeño chico asintió, y Aria los miró dudosa pero olvidó el tema. Todos lo hicieron.
