Dónde Aria Kettleburn conoce a los merodeadores y se ve obligada a desarrollar el arte de guardar secretos.
[ Harry Potter Series ]
[ Remus Lupin ]
[ 1975 -? ]
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
La Navidad había llegado con una inesperada rapidez y muchos estudiantes viajaban en el expreso de Hogwarts para regresar a ver sus familiares y seres queridos. Aria no era la excepción (además que regresar a casa era parte del plan).
Después de despedirse de Q (ya que después no podría hacerlo frente a sus padres), pasó por el compartimento de merodeadores.
–¿Estuviste besándo a Z?
–Es Q...– Aria corrigió a Remus perdiendo la paciencia.
–Como sea– le respondieron los merodeadores, incluso Aria los imitó con una falsa voz de idiota porque sabía qué dirían eso.
–¿Cómo lo supiste?
Remus dirigió su vista del libro a Aria. Tenía el cabello ligeramente alborotado, sus mejillas sonrosadas y su brillo labial igual de desaliñado que su mirada. No le parecía agradable su aspecto, o bueno, tal vez si, pero no le gustaba la obvia razón por la que había llegado a lucir así– Intuición, supongo.
Los otros tres chicos rieron por lo bajo. Antes de que Aria se adentrara completamente al compartimento, una melena flamante como el fuego llegó y anunció:
–Remus, ven. Debemos asegurarnos si no tenemos que hacer alguna tarea de prefectos de último minuto.
–Un segundo, Lily– cerró una pequeña agenda marrón que, gracias a su grosor, demostraba que era algo vieja y demasiado usada. Se levantó y sonrió a Aria en forma de despedida.
–Ah, casi lo olvido– Lily se giró hacia Aria– Marlene y Mary están en el compartimento de Dorcas– al ver la cara de confusión de Aria siguió hablando– Dorcas Meadowes, es una chica de Hufflepuff... está como a seis compartimentos de aquí. Ya debo irme... ah y... tienes el cabello un poco desordenado – le informó y aceleró el paso para alcanzar a Remus.
–Ya iré– mientras vergonzosamente arreglaba el cabello con los dedos, se aseguró de que nadie los viera y ocupó el puesto en el que antes estaba Remus– ¿Y bien?
–¿Podremos ir a tu casa el 27 de diciembre?
–Supongo. En todo caso les mandaré una carta a cada uno para confirmar si pueden venir, y a qué hora.
–No te molestes en escribirme una a mí. Pasaré la Navidad con James.
–¿Te dieron permiso?
–No. De hecho, creen que me quedé en Hogwarts.
–¿Cómo convenciste a la profesora McGonagall para que te dejara salir?
–Nadie se resiste a mis encantos– respondió guiñando un ojo.
–Se arrodillo y estuvo a punto de llorar con tal de que lo dejaran ir– James explicó.
