❀Peeves❀

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Ya era diciembre y el frío clima obligaba a los estudiantes a estar dentro del castillo en lugar de pasear por el césped de los terrenos de Hogwarts

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Ya era diciembre y el frío clima obligaba a los estudiantes a estar dentro del castillo en lugar de pasear por el césped de los terrenos de Hogwarts. Aria y Q no eran la excepción. Habían pasado algunas semanas de su noviazgo, y como jóvenes enamorados no hacían más que besarse en las esquinas de los pasillos o cualquier lugar oculto, cada vez que tenían oportunidad. No pasaban de besos prolongados que los dejaban con el cabello revuelto y sospechas entre sus amigos, excepto para Severus Snape y Lily Evans.

A Snape le daba igual, creía que Q era uno de las pocas personas salvables en el aspecto social, y no sentía tanto desprecio por Aria, ya que era la novia de Q y una de las mejores amigas de Lily, cabe recalcar que se llevaba mejor con ella cuando discutía con los merodeadores, ya que Snape había ido a la enfermería por una disputa que tuvo con los merodeadores (la cual Lily había evitado relatar) y estaba más enojado con ellos que nunca (si eso era posible). Lily por su parte, le había rogado a Aria que no le dijera a Marlene sobre su "nueva relación", pues no quería lidiar con la pérdida de la apuesta con la rubia. Los merodeadores sabían poco del noviazgo de su amiga, y la verdad es que lo preferían así. A ninguno le agradaba Q.

Q besaba a Aria cada vez que tenían el privilegio de privacidad. No le avergonzaba, pero disfrutaba más besarla sin las miradas incómodas. Según él, les hacía un favor a las personas. Para no levantar sospechas entre los maestros llevaban pergaminos y plumas con el pretexto de hacer tarea, pero simplemente dejaba que se sentará en su regazo y comenzaba la sesión de besos. No llegaban aún a algo más que besos, ambos sabían que no era el momento. Aria le encantaba que Q la tomará por la mejilla con un mano y con la otra sujetará su cintura, mientras que ella desordenaba ligeramente la parte trasera de su cabello. Lucia como un chico rebelde con el cabello alborotado, y entendía porque a James le encantaba tener su cabello de ese modo.

–Eso es asqueroso.

Aria se alejó por instinto de Q y este rió por lo bajo–¡Peeves!– se quejó la castaña.

–A mí no me digas nada, hija de Edward Kettleburn, yo puedo contarte miles de historias de como tu padre se besaba con muchas chicas igual que tu amiguito y tu justo donde están sentados.

–Ugh–Aria se levantó del regazo de Q sintiendo asco de lo que Peeves le acababa de decir.

–Peeves vete y no molestes– le dijo Q tranquilo.

–¿O qué?– lo desafió infantilmente.

Q rasgó un pequeño pedazo de su pergamino, la arrugó haciéndola una pequeña bolita y sacó su varita apuntándola.

Waddiwasi– la pequeña bolita de pergamino salió disparada como una bala y golpeó fuertemente a Peeves. Ambos sonrieron victoriosos viendo a Peeves alejarse.

–Se supone que me ayudarías con mi trabajo de historia de la magia– le dijo acomodándose al lado de Q. Y sacando una pluma dispuesta a escribir su ensayo. Pero Q rió negando y empezó a besar su mejilla repetidas veces– Oye... tengo muchas tareas pendientes– dijo también riendo.

Secrets ☾R. LupinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora