CAPÍTULO 3

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Narra Dulce María

Caminaba hacia el Aula 98 a la clase de Economía, iba tardísimo, no me había dado tiempo de desayunar, así que ya se imaginaran mi humor.

Los pasillos estaban desiertos, no había estudiantes por ellos, encontré el aula y toque la puerta, la abrí y estaba llena, fije mi vista en el profesor.

-Dulce: Buenos días ¿Puedo pasar?; pregunte

-Llega 20 minutos tarde, ¿Qué cree usted?; respondió irónico.

-Dulce: ¿Qué sí?; respondí inocentemente, el negó con la cabeza, una riso llamo mi atención, el puberto se burlaba de mí; Por favor, déjeme pasar; suplique.

-Ya le dije que no señorita, retírese por favor y déjeme seguir con mi clase; dijo el maldito.
-Dulce: Ni que fuera tan importante su clase; dije y no le deje contestar porque enseguida cerré la puerta.

Maldito, maldito, mil veces maldito profesor, si antes estaba de mal humor, ahora lo estoy más.

Camine a la cafetería, solo faltaba que no hubiera comida, eso sería mi fin y explotaría. Tome una bandeja y un plato, serví 3 hot cakes, 4 tiras de tocino, un huevo estrellado y leche con chocolate, comería como cerda del coraje.

Me senté en una mesa y empecé a comer mientras observaba la solitaria cafetería termine mi cita mañanera y salí de ahí con rumbo a el jardín trasero, era muy lindo y fresco, me senté en una de las bancas que estaban debajo de un gran árbol, tome mi celular y marque.

-¿Hola?; dijo una tierna voz, mi bebe.

-Dulce: ¿Bebe? Soy Dul; respondí.

-Dul; dijo emocionada; Te extraño mucho, ¿Cuándo regresas?

-Dulce: Yo también te extraño mucho preciosa, cuando me den vacaciones iré a visitarlos; dije sonriente.

-Bien! ¿Sabes? Hoy iré a mi segunda terapia, estoy muy emocionada, ¿Crees que lo vaya a lograr?; dijo más que emocionada. Se me aguaron los ojos, Dios.

-Dulce: Claro que lo lograras princesa, tu eres fuerte y luchadora.

Seguimos hablando un rato, me conto que el doctor que le da las terapias es muy guapo, como un príncipe azul, después hable con mamá y un poco con papá, ya que se iría a trabajar.

La siguiente clase era Idioma en el Aula 45, guie mi camino hacia ella y entre.

-Buenos Días Alumnos, mi nombre es Pablo Casillas y seré su profesor de Idiomas, tomen asiento, la clase empezara; hablo un señor alto y con cabellos alborotados.

Poco después tocaron la puerta, y como no, era mi amigo Ucker, el profesor lo dejo pasar a regañadientes y para mi mala suerte, el único puesto que quedaba vacío era detrás de mí.

-Ucker: Hola amiga; saludo cuando paso por mi lado, yo rodee los ojos.

Me pase toda la clase más que aburrida, el puberto se la pasó dormido, el profesor revisando trabajos y así paso hasta que termino la clase.

Caminaba hacia el laboratorio, tenía Ciencias, lamentablemente quedaba en la tercera planta, era obvio que no subiría escaleras, ¿Para eso están los elevadores, no? Subí a uno y antes de cerrar el puberto se atravesó, diablos, ¿Es que acaso siempre me lo tengo que encontrar? Me sonrió y se subió, marque el piso 3 y este cerró sus puertas.

Sentía su mirada en mí, me sentía incomoda, mucho.

-Dulce: ¿Qué? ¿Qué me miras? Podrías decirme, me incomodas; gruñí.

Vi como el puberto presiono un botón y el elevador dejo de funcionar.

-Dulce: ¿Qué te pasa? ¿Estas mal de la cabeza?; grite, el solo reía.

-Ucker: Lamento incomodarte, pero siento decirte que no me moveré de aquí hasta saber tu nombre Pequeña; dijo sonriendo.

-Dulce: Mira idiota, en primer lugar, no me digas Pequeña que no lo estoy, perfectamente te puedo golpear; el rio; En segundo lugar, ¿Es que acaso eres idiota? Haz funcionar el elevador ya, y en tercero llegare tarde a clase.

-Ucker: En primer lugar, claro que lo estas, pero tranquila, no te volveré a decir, en segundo, como te dije, no are nada hasta que me digas tu nombre y tercero ¿A quién le importan las clases?; sonrió; Cambiando el tema ¿Me dirás tu nombre?

-Dulce: Jamás, ahora abre el ascensor, ya; estaba furiosa, el rio, ¿Y a este que le pasa? ¿Se comió a un payaso? ¿O porque se ríe a cada rato?

-Ucker: Ya lo dije y no repito.

-Dulce: Bien, de todos modos alguien en algún momento lo abrirá; suspire.

-Ucker: Para eso tardaran mucho Pequeña; se recargo en el elevador.

-Dulce: Si te doy mi nombre ¿Me dejas salir?; sonreí, el asintió; Bien, me llamo Guadalupe Bustamante, ¿Contento?; él se carcajeo.

-Ucker: Mentir es malo Pequeña; presiono el botón y el ascensor abrió sus puertas; Hasta luego Dulce María Espinoza; abrí la boca.

-Dulce: ¿Qué? ¿Cómo es que?...; no me dejo terminar.

-Ucker: Para la próxima cuida de no darle ME GUSTA a alguna foto mía; susurro en mi oído antes de irse. Mi cara estaba más roja que un tomate. No podía ser cierto.

Eso me pasa por curiosa.

El OdiosoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora