CAPÍTULO 10

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En boleto a San Diego ya estaba en mis manos, por suerte el vuelo salía hoy, a las 7:00. Me había gastado todos mis ahorros, pero no me importaba, todo sea por Jessica.

May había insistido en acompañarme, me negué rotundamente, ya que ella tenía que asistir a clases y además era la presidente, no podía dejar esa responsabilidad de lado.

Mis dos maletas estaban prácticamente listas, ya que no había desempacado desde que llegue aquí, así que tenía todo listo.

May había logrado calmarme en el trayecto hacia la agencia de viajes, no podía parar de llorar cada vez que recordaba las palabras de mi madre y su llanto, pero lo que más me dolía era Jessica, ¿Cómo se sentirá? ¿Sentirá algo? ¿Le dolerá algo? Eso me mataba.

-Mayte: Anda Dul, tienes que comer algo antes de que te vayas, por favor; suplicaba May.

-Dulce: No, no tengo hambre ni ganas; dije seria; Gracias May.

-Mayte: Esta bien, pero no te debes de malpasar, hazlo por Jessica, necesitas estar fuerte cuando estés con ella; dijo y yo asentí; Prométeme que llamaras cualquier cosa y cuando llegues.

-Dulce: Te lo prometo May; le sonreí, a pesar de que llevábamos poco tiempo conociéndonos ya la consideraba como una mejor amiga, era la única persona que me había apoyada desde que llegue aquí, también la única a la que le tenía confianza.

-Mayte: También prométeme que pase lo que pase regresaras; dijo con los ojos brillosos, Dios, ¿Iba a llorar?

¿Cómo le iba a prometer eso? ¿Cómo? Yo no sé si regresare, no sé si mi bebe se va a recuperar, no sé lo que iba a pasar, eso solo lo decide el destino.

-Dulce: Yo... yo no te puedo prometer nada May, todo depende de Jessica, de la situación de Jessica, lo siento; dije tristemente. Ella se acercó a mí y me abrazo, aunque era una loca, la iba a extrañar.

(*)

Estaba en el aeropuerto, a mí lado estaba May, la cual absorbía un café de Starbucks, yo no había desayunado, ni comido y ahora creo que no cenare, mi cabeza no piensa en comer, no piensa en nada que no sea Jessica.

Eran las 6:30, mi vuelo salía a las 7:00, ya faltaba poco.

Me había asegurado de no dejar nada en mi dormitorio, porque tal vez y nunca regrese. Tal vez sea la última vez que vea a May, pensar en eso me hace acordarme de Christopher, no me despedí de él, de todos modos no creo que le interese. Tal vez sea mi última vez en Utah.

"Pasajeros con el vuelo S38 con destino a California, favor de abordar el avión"; dijo la típica voz de aeropuerto.

Mire a May y ella me miro a mí, bien esta era la despedida, tal vez para siempre.

-Dulce: Bien May, es hora; me levante de mi asiento; Muchas gracias por estar aquí conmigo; la abrace y ella hizo lo mismo.

-Mayte: No tienes nada de que agradecer, tienes todo mi apoyo, ya sabes llámame, no importa la hora; sonrió; Te extrañare; dijo triste.

-Dulce: Yo también May, mucho; dije melancólica, odio las despedidas.

-Mayte: Regresa por favor, eres mi única amiga en la universidad, eres mi primer mejor amiga y no te quiero perder, por favor has todo lo posible por regresar; dijo con lágrimas en los ojos, ya habíamos empezado a llorar.

-Dulce: Hare todo lo posible May; nos dimos un último abrazo y entonces, me fui, tome mis maletas y me aleje de ella, me aleje de mi más grande sueño, al que no se si regresare.

-ADELANTO-

-¿Qué? ¿Cómo que se fue? ¿A dónde?; grite desesperado.

-Tal vez no regrese; dijo triste y mi mundo se vino abajo.

(*)

-Lo sentimos; dijo el doctor con pena; No pudimos hacer nada.

Mi mente se quedó en shock, esto no podía estar pasando.

El OdiosoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora