ঔৣ 26장

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Narradora

Los días corrían mucho más que la misma velocidad de un lican. Todo a su alrededor conspiraba para el crecimiento de los dos y el cuidado de su vínculo otorgado por la blanca diosa. Para sorpresa de la menor, todo iba mejor que nunca. Estaba contenta al lado del castaño.

La muchacha de ahora catorce años había ejercido un cambio más a favor de sus atributos fisiológicos. Cada día era más que encantadora, en físico y carácter. Hábil muchacha que estudió cada punto débil de su lican y aprendió la forma en darle el afecto cálido para lo que necesitara. Su cabeza era un perfecto diccionario de mañas para al auténtico castaño de pupilas almendradas.

Aplicaba cada una de sus técnicas para sorprenderlo a menudo, dando como resultado a un lican inmensamente todavía más enamorado, ese mismo quien tenía como su prioridad la completa felicidad de los dos juntos y su diligente protección hacia ella.

Park se sentía en una aventura bastante impredecible, además de ansioso, por descubrir cada minúscuoa faceta de quien lo maravillaba con cada impetuosa ocurrencia.

Esa morenita lo tenía rendido a sus pies.

Sköll y él, no hacían nada más que velar por ella y estar cuando la situación más lo ameritaba.

Estaba en una etapa donde las crisis existenciales comenzaban a salir mucho más a flote en largas filas aparentemente interminables. Cuando ella lloraba, JiMin besaba cada una de sus lágrimas para hacerle saber que no estaba sola en esto.

Amaba cuando ella se lograba expresar con él cada noche, al menos através de un celular. Cada secreto, inseguridad, cada molestia e inquietud compartida, era muy significativo para él.

Desde que la veía decaída, se iba preparando mentalmente para lo que tendría que hacer al día siguiente en que la viera y sacarle almenos una sonrisa.

La quería tanto.

Esa morenita, era el tesoro más preciado que la vida le pudo haber dado. Su mejor regalo era verla animarse, mostrando los pequeños hoyuelos vigorosos a cada lado. Si ella era feliz, él también lo era. Cuidaría de ella hasta al final de los tiempos, eso lo tenía grabado desde el momento en que percibió su aroma en medio del bosque.

Eran los mejores meses viéndola reír y confesar secretos que incluso para ella era nuevo compartir.

La encantaba cada personalidad que la hacía ella. Desde la tímida muchacha que coloreaba sus mejillas de un rosa delicado, hasta lo audaz que llegaba a ser cuando reclamaba únicamente por él diciéndoselo a hambrientos besos.

Era ya evidente la confianza mucho más fortelecida y brotando en medio de los dos. Los momentos en donde solo ellos ocupaban el rol de todos los personajes de la historia, aumentaban a mayor frecuencia. Así como el límite que tenían con respecto a sus caricias se hacía cada vez más pequeño.

Park podía controlarse y a desahogarse de otra forma, pero también no podía negar que la necesitaba en la intimidad. Mientras que ella luchaba con su consciencia cada día con respecto al tema.

Aunque, de apocos iba asimilando de que ese día llegaría en algún momento, quizá no ahora pero llegaría. Todo marchaba a su debido tiempo.

No había porqué apresurarse.

Muy a pesar de tener esa sensación placentera y llena de éxtasis en su interior, cada momento en que las caricias se escapaban de su zona de confort fluidamente. Acariciar los labios de su enamorado con el mismo juvilo en que lo besaba cuando la soledad era única testigo de sus extasiosos momentos, le llenaba el cuerpo de una adrenalina fulgorosa que la llevaba a buscar más que un inocente beso que el lican le regalaba.
Se le complicaba aún más, cuando este respondía a todos sus toques de la misma forma o incluso, hasta mejor.

Mi pequeña MATE [JIMIN] [PRIMERA TEMPORADA] [EDITANDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora