Mi pequeña MATE [JIMIN] [PRIMERA TEMPORADA] [EDITANDO]

ঔৣ 27장

Kim Tn

— No entiendo porqué tanto apego en esta cabaña.

Papá se cuestionaba lo mismo una y otra vez, como una grabadora desde que salimos de casa, ¡No! Me equivoco Desde que se lo pedí.

Solo Jin entendía mis motivos. Asi que... hicimos de las nuestras, bueno él me dio su voto de confiesa... a cambio de dinero para ayudarme a convercerlos.

¡Magnífico! Mi hermano chantajeándome ahora.

Mis ahorros volaron más rápido, que yo dándome cuenta de la tetera silbando en la cocina.

No debería sorprenderme. Sería un sonso sino sacaba provecho de esto. Digo, ¿Quién no lo hace?.

¡Pero o sea, no conmigo! Soy su menor. ¡Su hermana menor! ¿No le doy pena a caso?.

Debería apiadarse de mí, pero no, abusa de que estoy toda babosa por un precioso chico provinciano, con toda la exótica belleza que se carga Busan en él, que podría fácilmente robarle el protagonismo a Taylor para el papel de Jacob, porque ¡Superhello! Él si que lo es de verdad y además de que siempre es tan... mejor me callo.

Como sea, yo haría lo mismo que Jin.

Entre hermanos no hay condición que valga para ser la exepción de mutuos chantajes.

Me quito los audífonos. Papá sigue quejándose. Caray, lo he dejado hablando solo.

Se vio chistoso.

— Tienes una casa en zona residencial. Una muy buena por cierto, y sólo quieres pasar las vacaciones acá. Hija, ¿Segura que estás bien de la cabeza?.

— Sí papá, créeme. Recuérdalo: el dinero no lo es todo –digo como si fuera la mejor frase del mundo– Ya cansa, estar ahí también encerrada.

— Tienes un patio, una sala de baile, un alberca.

— ¡Ya, ya, ya, ya! Basta, detente, pá. Mis oídos me duelen por repasar todos los lujos que hay allá –sacudo mis hombros– Ostiga.

— Claro, uno matándose trabajando día y noche, casi todo el día, para darte lo mejor que tienes en Seúl y así me pagas.

Ya salió el dramas de la familia.

— Mi bisabuelo fue el que ayudó en toda la fortuna que tiene nuestro apellido. No solo tú... –le rompo el globo, ganádome un empujón de su parte.

— Malagradecida.

— Perdón –me rio, quería fastidiarlo– No es que no me guste, ni lo menosprecie. Creo que estás exagerando un poco, pá.

Bajo la ventana.

— Siempre es bueno aire fresco, nada más. Y Busan tiene toda esa paz que necesito. Además, necesito mi privacidad, soy una adolescente, ya. Tengo 14.

Hecha a carcajearse.

— ¡Claro, sí! Eso te hace más... confiable, más adulta, claro, señora –siento la sorna muy clara latente en su voz– ¿De qué color es tu DNI? ¿Me lo recuerdas?.

Sonríe todo campante. Disfruta sacármelo en cara.

Hago una mueca.

— ¿No te acuerdas de qué color es?

— Amarillo... –farfullo.

— ¿Perdona?. Creo que los pajaritos de los árboles están chillando muy fuerte, que no logro oírte, querida.

— Amarillo.

— Espera, esa bandada de pájaros está muy ruidosa. Un momento, que se vaya... ya, ahora sí. Te escucho.