ঔৣ 80장

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El pecho de la menor subía y bajaba bruscamente; mientras a su alrededor las muchachas se movían de un lugar a otro con retasos de tela que quien sabe Dios les servirían. Los nervios estaban cubriendo por todo su cuerpo, no había ninguna parte de ella que no estuviera alerta, la noche había comenzado.

Se metió a como de lugar al baño del segundo piso, al entrar mojó su rostro al instante y tras suspirar bruscamente, acarició el colmillo que llevaba en su cuello. Aquel accesorio que se suponía que le iba a proteger de todo mal ahora era su medicina para llenar su alma de la ira y odio de la que necesitaba. Era su tesoro en estos momentos. Aquella noche, en la que YoungJae fue a su habitación antes de despertarla frotó un ungüento preparado por él mismo al colmillo que reposaba en la mesita de noche de la menor. Su padre había elaborado el plan a la perfección, mientras tuvieran a Tn bajo presión por todos lados, se les sería más fácil continuar con su propósito. Sabían que aquel material, la menor siempre lo llevaba consigo, asi que, ¿Por qué no utilizarlo a su favor?.

- Mi Luna, ya es hora.-anunció una de las muchas betas que se habían lanzado como voluntarias para ayudar a preparar a la Luna. La ceremonia estaba en boca de toda la manada, no había ningún rincón del que se librase de la noticia de "Ceremonia de Unión", por lo que todos, absolutamente todos en ese lugar se preparaban para la caída de la noche y por supuesto, la luz de la Luna también.

Tn asintió para sí misma como respuesta después de unos segundos contemplando su reflejo en el cristal, aún sabiendo que la muchacha no la podía ver, quitó su colmillo guardándolo en una pequeña mochila que ella había traído consigo. Salió del baño y fue guiada por la misma muchacha que la esperaba fuera.

- ¡Tn, hija! ¡Ven aquí! .-anunció la madre de Jimin con una sonrisa deslumbrante. Al parecer ella era la más emocionada con todo esto-. Ya esta todo listo.-mostró con un ademán el vestido reposando en un maniquí de delgados fierros del tamaño de la menor.

- Gracias.

- De nada .-sonrió risueña-. ¿Quisieras que alguna de las chicas se quede a que te ayude o podrás sola?

- Puedo sola, no te preocupes.-sonrió ocultando su desagrado por lo realizado en general.

- De acuerdo, de todos modos hay algunos accesorios que traje y los dejé en la sala de estar. Pasas un momentos antes de salir ¿Bien?.-la menor asintió-. Te dejo querida.-masajeó suavemente la mejilla izquierda de la menor y salió con todas las muchachas presentes.

Una vez que el chillido de la puerta marcó la ausencia de la mujer, una mirada fría y distante se impregnó en las hechizantes pupilas de la fémina. Los adornos eran preciosos en el vestido, el color era perfecto y encajaba con los decorativos de afuera, lástima que no será lucido por alguien quien sienta la felicidad que debería en ceremonias como estas.

Teniendo en cuenta del poco tiempo que quedaba, comenzó a deshacerse de sus prendas metiéndolas al momento en su mochila; tomó el vestido preparado y se colocó frente al enorme espejo con bordes dorados frente a ella. Debía admitir que en esos tiempos había hecho una buena elección, el vestido le quedaba perfecto a su molde, resaltaba el color canela de su piel como la mejor mezcla de un lienzo. Todo estaba bien, incluso aún sin ser peinada se veía hermosa con el vestido puesto, aunque lo sería más si tan sólo sus hoyuelos adornaran su rostro con una sonrisa, pero no.

Verificando que el vestido no se haya maltratado a la hora de ponerse, salió expectante por el pasillo y fue a la sala de estar como se le había citado.
De enseguida, sintió la gran diferencia que había marcado ella estando sola en la otra habitación con la gran efusividad que había en la segunda estancia; sin embargo lo pasó como normalidad.

Mi pequeña MATE [JIMIN] [PRIMERA TEMPORADA] [EDITANDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora