Snape bajó un poco la varita, incrédulo. No se podía creer, que esa maldita sabelotodo hubiera estado aguardándole en la más absoluta oscuridad. Era una encerrona.
-Señorita Granger,-susurró con su tono más intimidante- le recuerdo que está fuera de su dormitorio a deshora. Si no quiere que le quite puntos a su casa y la castigue, es mejor que se vaya ahora mismo a la torre Gryffindor.
Hermione frunció el ceño, estaba muy segura de sí misma, estaba preparada para la batalla eminente.
-No. No me pienso ir.
-¡Váyase ya!- ordenó Snape, con esa cara típica suya, con la que sus alumnos se estremecían de miedo.
-Puede quitarme los puntos que quiera profesor Snape, todos los de mi casa. Si quiere, castígueme hasta el fin de mis días, pero no me pienso ir.
-No me tiente... ¡LARGO!
-¿Cree que me va a esquivar eternamente? Si no quiere hablar conmigo ahora... le perseguiré por todo el colegio. Me tendrá continuamente pegada como su sombra, pegaré en la puerta de su despacho, le buscaré en el salón de profesores... ¡Lo juro!
Snape comenzaba a ponerse iracundo. No podía creer el valor y el descaro que le estaba echando la chica. ¿No se daba cuenta que era por su propio bien?
-No tengo nada que hablar con usted.- sentenció.
-¿No? ¿Cree que con la mierda de carta que me ha mandado ya está? Pensaba que usted era de otra forma, ya veo que me equivocaba completamente. Es usted un cobarde...
-¡No me llame cobarde, niñata! ¿Se puede saber que quieres de mí?
-Sólo quiero hablar, quiero comprender.
Snape se cruzó los brazos sobre el pecho molesto. Bajó los ojos al suelo, sus cabellos azabaches le cubrieron la cara, proporcionándole un pequeño refugio, Hermione no podía mirarle directamente a los ojos. Una actitud muy Slytherin.
-¿Qué quieres Granger?- preguntó con cansancio.
-Profesor, estos últimos meses entre usted y yo... Le llegué a tomar mucho aprecio como amigo. Me encantaba bajar aquí, a conversar con usted... Creo que a usted también le gustaban mis visitas, al menos me daba esa impresión. Se interesó por mí y por mis cosas. Creo que conectamos.
-Bueno Granger, no creo que eso se le pueda llamar amistad.
-Entonces, pasó lo que pasó en el aula de pociones. Usted me besó.
-Yo no le besé.-espetó el hombre.
-¿Cómo es tan cínico de negarlo?
-Usted me besó a mí. Yo no quise ser grosero, por eso no la rechacé.
Hermione se puso las manos en la cadera y alzó una ceja.
-Pues para no ser grosero... se extralimitó ¿no? Recuerdo que me metió la lengua hasta la campanilla...
-¡Ya esta bien de tonterías Granger! Esta conversación me está cansando, es estúpida. Olvídelo. Usted me odia, yo la odio a usted. Para mí no significó nada en absoluto, al revés me repugna sólo recordarlo.
-¡Miente! ¡Miente fatal! ¡Sé que le gustó! ¡Tanto como me gustó a mí!
-Yo no miento Granger. Usted sabe que sólo digo la verdad. Me arrepiento mucho haberla besado...
-Entonces admite que me besó.
-¡No tergiverses mis palabras! ¡Aquello no debería haber ocurrido nunca! Usted no me importa nada. Deseo que desaparezca de mi vida lo antes posible, para no tener que verla más...
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No te acerques tanto a mí. (Sevmione)
FanfictionTras el horripilante carácter de Severus Snape, se esconden eternas noches de insomnio donde los libros son sus únicos compañeros de alcoba... por ahora. Hermione Granger no tardará en darse cuenta, que estar en el peor sitio, en el momento equivoca...