Hermione leía un libro sobre oclumancia en un confortable sofá, cerca de las cálidas llamas de la chimenea de su sala común. Estaba harta de las continuas violaciones a su mente por parte de su novio, que atentaba contra su intimidad continuamente. Debía poner remedio, ya que Snape parecía haberse inmunizado a sus pellizcos retorcidos, de los que nunca se quejaba ya, dejándola sin armas. Ron estaba sentado a su lado, haciendo un trabajo para Snape de pociones, que para variar, lo había pospuesto hasta el último momento. Hermione le ayudaba de mala gana, ya que no paraba de interrumpir su interesante lectura haciendo preguntas obvias... obvias si había prestado atención en clase y no entreteniéndose con la primera mosca que pasaba volando por encima del caldero.
Lo que realmente deseaba, es que sus compañeros se marcharan temprano a dormir, para poder escabullirse por la chimenea hasta el despacho de Severus. Ginny estaba sentada en una mesa a unos metros, con un par de amigas de su curso terminando una tarea de encantamientos, dirigiéndole, de vez en cuando, miradas de profundo reproche. La chica notaba sus ojos clavados como dos alfileres en su nuca.
Harry entró a tropel por el retrato, exaltado, hablando nerviosamente. Subió corriendo hasta su habitación. No tardó en volver, bajando las escaleras que conducían al dormitorio de los chicos sin cuidado, saltando los escalones de dos en dos, con el peligro de romperse la crisma allí mismo. Cogió a Ron y a Hermione con vehemencia del brazo y se los llevó a parte, alejados de oídos curiosos, conjurando un mufliatto a su alrededor.
-¿Qué te pasa Harry?- preguntó Hermione muy preocupada al verle tan fuera de sí. Hacía tiempo que no veía a su amigo tan nervioso... desde aquel día que fueron al ministerio en busca de Sirius...
-¡Me voy con Dumbledore a buscar un horrocrux! Pero me he enterado de algo... no tengo tiempo para explicarlo. ¿Confiáis en mí?
-Claro Harry- dijo la chica, mientras Ron asentía solemne la cabeza- ¿de qué se trata?
-Necesito que vigiléis a Malfoy y a Snape. Sé que traman algo para esta noche...
-¡Pero Harry! ¡Snape ha demostrado que está de nuestra parte!- defendió Hermione a su futuro esposo- ¿por qué sigues dudando de él?
-Hermione... no tengo tiempo para explicártelo. ¿Confías en mí si o no?
La chica asintió con la cabeza, cruzándose de brazos. Harry le entregó el mapa del merodeador.
-No le perdáis de vista... Creo que van aprovechar que Dumbledore va ha estar esta noche fuera, para llevar a cabo sus planes.
-¡Vale! ¡Pero Hermione que vigile al murciélago!- dijo temeroso el pelirrojo, que el hecho de tener a su profesor de pociones cerca, le producía un escalofrío por toda la columna vertebral.
-Por mí no hay problema...- aceptó de buen grado la chica.
Severus Snape saboreaba un poco de Whiskey de fuego sentado en su despacho, mientras consultaba impaciente la hora del reloj. Aún quedaba un par de horas, para que su pequeña se deslizara por la red Flu hasta su despacho.
No sabía por qué, quizás era una mera intuición, pero notaba maldad flotando en el aire. Era una extraña sensación, como una opresión en el pecho que lo castigaba, como un crucio. Era el vacío interior que siempre notaba antes de la batalla. Era una noche como cualquier otra, había dado sus clases, había paseado a hurtadillas con su prometida por el bosque prohibido, había estado corrigiendo trabajos mediocres de aquellos cabezas huecas... pero esa alarma, aquella sensación de peligro, se había encendido en su cabeza como una lámpara. Intentó tranquilizarse en vano, algo se estaba cociendo entre las paredes de ese castillo y desconocía exactamente el qué.
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No te acerques tanto a mí. (Sevmione)
FanficTras el horripilante carácter de Severus Snape, se esconden eternas noches de insomnio donde los libros son sus únicos compañeros de alcoba... por ahora. Hermione Granger no tardará en darse cuenta, que estar en el peor sitio, en el momento equivoca...