Cap 25. Dolor.

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Hermione aún envuelta en un dulce sueño, estiró un brazo inconcientemente, buscando el calor del cuerpo de Severus sobre el colchón. Se despertó bruscamente al no encontrarle. La cama estaba vacía, aunque su lado de la cama aún permanecía caliente.

-¿Severus?...-preguntó Hermione mirando al hueco de la puerta- ¿Estás ahí?

Nadie contestó a su pregunta. Tiró de una sábana, cubriéndose su cuerpo desnudo envolviéndose en ella. Salió al despacho, que estaba iluminado por la luz tenue de un candelabro que se consumía encima del escritorio de Severus. El profesor no estaba por ninguna parte. Una angustia se apoderó de ella, se volvió sobre sus talones para volver al dormitorio y la vio a través de la ventana. Hermione abrió mucho los ojos y se los frotó, dejando caer la sábana al suelo. No podía ser, aquello no era real... la marca tenebrosa flotaba por encima de la torre principal del castillo, sobre el despacho del director. Aquella fantasmal calavera con una serpiente saliéndole por la boca se alzaba por encima de sus cabezas. Su cuerpo tembló y se puso en tensión.

Corrió al dormitorio y se vistió a toda prisa, conteniendo la angustia que crecía en su interior. Buscó en sus bolsillos el mapa del merodeador que le había entregado Harry al comienzo de la noche. Lo desplegó sobre la cama y pronunció las palabras para activarlo. El mapa se reveló antes sus ojos y con manos temblorosas buscó la torre donde estaba el despacho de Dumbledore. Suspiró aliviada al comprobar que Harry estaba vivo. El director estaba allí con él, pero pudo ver los nombres de varios mortífagos en la misma habitación... y a Draco. Entonces vio su nombre correr a toda prisa por el castillo, se dirigía a la torre, seguro que ayudar al director y a Harry. Debía apresurarse e ir ayudar también, su lugar estaba con Snape, Harry y el director para luchar. Se guardó el mapa y agarró con fuerza su varita. Estaba lista para todo lo que pudiera avecinarse. Intentó salir del despacho por la puerta principal que conducía a las galerías, pero no podía. Lo habían hechizado y estaba atrapada en su interior. Intentó abrir el cerrojo con varios hechizos pero fue en vano. No había forma de abrir la puerta, el sortilegio de protección que habían empleado era muy fuerte... debía suponerlo... Severus. Quería evitar a toda costa que se pusiera en peligro. Pero ella no se quedaría allí de brazos cruzados mientras sus amigos corrían con todos los riesgos solos.

Sabía que se ganaría una buena bronca por parte de Snape, pero no podía hacer otra cosa. Cogió la escoba confiscada de Draco, que estaba allí apoyada en un rincón y con decisión apuntó las vidrieras del despacho con la varita. Snape se enfadaría muchísimo con ella, pero no podía pensar en otra cosa.

-Rumpere vitre.- gritó Hermione.

Los cristales de las ventanas volaron en mil pedazos, haciendo un gran estruendo. Algunos cristales le saltaron encima, pero sus reflejos fueron más rápidos y consiguió cubrirse la cara con el brazo a tiempo.

Tragó saliva, siempre había odiado volar. No le gustaba el vértigo que le causaba, la sensación de no tener los pies en el suelo, le daba la impresión de perder el control. Pensó en Severus, en Harry... y con decisión, dio un zapatazo en el suelo de la habitación y salió volando a toda prisa a través del inmenso hueco de la ventana.

Hermione surcó a toda velocidad el cielo, con la escoba de Malfoy entre sus piernas hasta llegar a las ventanas de la torre principal del castillo.

Lo que vio le dejó petrificada, como cuando la miró de soslayo aquel basilisco en segundo curso, cuando fue abierta la cámara de los secretos.

Severus, alzaba su brazo con frialdad mientras empuñaba su varita contra Dumbledore. Una luz verde salió de ella, golpeando al anciano, saliendo despedido por la ventana... ¡No! Aquello no podía ser verdad, no podía estar pasando. Seguro que ahora se despertaría entre los brazos del profesor, eso tenía que ser una maldita pesadilla... ¿Severus había asesinado a Albus? Hermione se llevó las manos a la boca, mientras notaba unas lágrimas caer a borbotones de sus ojos. Tenía que ser mentira.

No te acerques tanto a mí. (Sevmione)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora