Cap 10. El baile de Navidad

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Hermione salió apresuradamente del aula de pociones. Miró a ambos lados del pasillo, en un vano intento de encontrar a su profesor de pociones. No había rastro de él por ninguna parte, como si se lo hubiera tragado la tierra. Se había marchado sin más, dejándola sola en aquel salón. No sabía qué hacer, no sabía cómo sentirse. Recordó aquello que había pasado apenas unos minutos, era incapaz de asimilarlo, como si se hallase dentro de un sueño... Snape la había besado. Aún podía saborear sus labios sobre los suyos, sus apasionados besos... Aún tenía la respiración entrecortada reponiéndose de los millones de besos que se habían dado.

¿Qué carajo había hecho? Hermione había comenzado a sentir algo fuerte por su profesor, pero intentaba ignorar sus pensamientos. ¡Era Snape, por Merlín! Jamás en la vida se hubiera imaginado que terminarían así... Besándose en el aula de pociones.

Sentimientos encontrados, contradictorios, inseguridades, miedo, deseo... Hermione sentía como su cuerpo se desbordaba en multitudes de sentimientos. Todos acudían a la vez, entrelazándose y haciendo una maraña imposible de comprender. Intentaba poner en orden su cabeza, pero aquello era una quimera.

Snape se había marchado, sin darle explicación alguna, esquivando una conversación evidente, que no quedaba más remedio que poner en pendiente. Debían hablar de lo que había pasado...

Hermione lloraba en la más intimidad de su habitación. Llevaba un traje de fiesta negro precioso y Ginny le había recogido el cabello en un gracioso moño. Pero no compartía el mismo entusiasmo que sus compañeros por el baile de navidad. Ella sufría, y además lo hacía en el más silencio sepulcral. Snape la había estando esquivado aquellos últimos días, no quería hablar con ella, es más, la había ignorado cuando se habían cruzado por los pasillos accidentalmente. Como si ella no fuera más que parte del mobiliario del colegio. Se armó de valor y llamó a la puerta de su despacho. Nadie contestó a su llamada, a pesar que ella sabía de sobra que se encontraba en su interior, no se dignó siquiera a recibirla como tantas veces había hecho con anterioridad. ¿Acaso se arrepentía de lo que había pasado entre ambos? Quizás para él no era importante, sólo un par de besos...

Carecía de experiencia en los asuntos del corazón. Nunca había tenido novio y a parte de Víctor, nunca se había sentido atraída por chicos. Así que desconocía como proceder, aunque teniendo en cuenta que el chico en cuestión es un hombre adulto y tratándose encima de Snape, el profesor más despreciable y amargado del colegio, más perdida se encontraba.

Y no podía pedir consejo... ¿A quién se lo iba a contar? Se sentía muy sola, estuvo tentada a contárselo a Ginny en más de alguna ocasión, pero se había arrepentido en un último momento. Ginny comprendía que le pasaba algo, había insistido muchas veces con sus preguntas, que al encontrar silencio por su parte, dejó de hacer cuestiones, dejándola sumida en su desesperación.

Se sentía la persona más incomprendida del mundo.

Cuando sus lágrimas cesaron, segura que ya no contenía ninguna más almacenada, se secó los ojos con un pañuelo y comenzó a maquillarse, arrepentida completamente de acudir aquella estúpida fiesta. ¿Por qué no se quedaba en su habitación en compañía de algún libro?

Cuando estuvo lista bajó a la sala común. Allí ya estaban Neville, Harry, Ron y Ginny esperándola. Habían decido acudir en grupo, ya que era ridículo hacerlo por parejas. Ron se quedó con la boca entreabierta cuando la contempló bajar por las escaleras y se apresuró a balbucear lo bonita que estaba aquella noche.

Luna se les unió por el camino sonriente. Llevaba un bonito vestido celeste con unas zapatillas de deporte. Sus zapatos de fiesta habían desaparecido "misteriosamente" cosa que indignó a Neville.

No te acerques tanto a mí. (Sevmione)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora