Cap 15. Feliz cumpleaños Hermione.

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Hermione corrió a refugiarse tras un árbol. Le faltaba el aliento, su respiración era entrecortada y sus piernas le temblaban de tanto correr por el bosque prohibido. Sentía al enemigo cerca, podía percibirlo aunque no hiciera ruido, vigilándola estrechamente. Se asomó miedosa y no vislumbró a nadie. No era posible que hubiera logrado huir, había sido demasiado fácil. Seguro que estaba allí, acechándola como un animal salvaje, espiando todos sus movimientos. Su intuición se lo decía a gritos y no solía fallar.

El bosque estaba tan silencioso...

Se estremeció de frío, el bosque estaba cubierto de una gruesa capa blanca de nieve virgen, entonces se percató que sus pisadas delataban claramente su posición, haciéndola un blanco fácil. Debía moverse si no quería que la encontrara. Hermione salió de su escondrijo y corrió a toda velocidad hasta un cúmulo de matorrales. Intentando aplacar su resuello, se tendió en el suelo tras su nuevo refugio. Sacó su varita, en voz baja conjuró un hechizo, borrando las pisadas que se habían formado hasta su nuevo escondite. Eso quizás despistase. Escuchó sobresalta el crujir de unas ramas al quebrarse, muy cerca de allí. Apretó su cuerpo contra el suelo todo lo que pudo, que parecía querer fundirse en él. Se aferró con fuerza su varita, debía pensar algo rápido para defenderse.

A sus oídos llegó el sonido del crujir de la nieve bajo unas botas. Aquellas pisadas estaban cada vez más cerca de su posición, peligrosamente cercanas... Aguantó la respiración, con todos sus sentidos en alerta, estaba cerca, muy cerca. Los matorrales donde se escondía se agitaron levemente, lo tenía irremediablemente encima. Pudo ver una mano apartando las ramas que la escondían... sintió una subida de adrenalina, tenía que actuar y debía hacerlo ya.

Se puso en pie bruscamente, con decisión apuntó con su varita las ramas de un árbol que estaban encima de su agresor, agitándolas con vehemencia, cayéndole toda la nieve que contenían encima. Emprendió a correr con todas sus fuerzas.

No llegó muy lejos en su carrera a la desesperada, una fuerza, como si algo la aferrara del tobillo la hizo caer. Pero nunca llegó a golpearse contra el suelo, sino que comenzó a levitar un par de centímetros sobre él. Entonces sintió como retrocedía la distancia que había recorrido, así que vencida, y aceptando su derrota, se dio la vuelta.

Severus Snape caminaba hacia ella, con restos de nieve aún sobre sus hombros y una gran sonrisa de triunfo sobre sus labios. La apuntaba con su varita debido al hechizo de levitación con la que la tenía atrapada.

-Vaya, vaya. Todavía le queda mucho para superar a su profesor señorita Granger. Espero que esto le sirva de lección, y no vuelva a llamarme... ¡Hummm...! ¿Cómo era?- Snape hizo como si recordara algo teatralmente- ¡Ah! Ya lo recuerdo: el profesor enclenque de la mazmorra.

Hermione se cruzó de brazos disgustada. No le gustaba nada perder.

-Vale Severus, tú ganas. No te pongas tan chulito, si no le diré a todo el mundo que te metes con indefensas niñas de dieciséis años...

-¡Que mal perder tienes Hermione!- Y a él le encantaba ganar- No te gusta quedar segunda...

Un montón de fría nieve se estampó contra su rostro. Perdió la concentración y Hermione cayó suavemente con el trasero en el suelo. Miró sin entender nada a su alumna y ésta estaba haciendo una nueva bola de nieve.

-¡Chúpate esa, murciélago!- dijo Hermione mientras se reía.

-¡Tú lo has querido sabelotodo!

Snape se abalanzó contra ella. Hermione profirió un grito y arrojó a la desesperada su inútil bola de nieve. Consiguió acertarle en el hombro derecho e intentó volver ha huir, pero Severus ya la tenía firmemente agarrada por la cintura.

No te acerques tanto a mí. (Sevmione)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora