Libre, pero contigo

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México era colores vibrantes, arte callejero, buena comida, tiempo libre , risotadas, buen clima, amor...México era amor. Estábamos ya en Ciudad de México y teníamos dos días para disfrutar de la ciudad antes del concierto. Nos habíamos escapado con mi equipo para conocer lugares representativos y comer hasta hartarnos. Conocer nuevos paisajes era una parte de mi trabajo por lo que me sentía tan bendecido. Viajar no solo permitía ampliar tu visión de mundo, sino que también te hace ser mejor persona al aceptar distintas culturas, al observar que el mundo es tan grande, que existen millones de costumbres distintas pero que de igual forma, al final del día a todos nos corre sangre roja por las venas.

Estábamos ya en el hotel después de caminar por la ciudad buscando regalos para nuestros familiares y preparando una pequeña fiesta  para Jorge, el baterista de la banda quien estaba de cumpleaños. ¿Qué hora serían? Quizás las diez de la noche, por lo que había tomado una corta y necesaria ducha para después dirigirme a la terraza del hotel donde ya estaban todos instalados alrededor de una larga mesa con demasiada comida, como si con lo comido durante el día no hubiese sido suficiente. Y también demasiadas bebidas alcohólicas. ¡Viva México!

Isabel conversaba animadamente con Luisa, quién trabajaba para Warner Music México y me había acompañado desde mis primeros pasos en este país. Tenía un par de años menos que Isa y un sentido del humor explosivo que no dejaba indiferente a nadie.  Había poca gente alrededor de la piscina, tan solo un grupo de tal vez ocho personas teniendo una pequeña celebración unos metros más allá de nosotros.

-Ven aquí , Pablete. Que hoy disfrutaremos como en los viejos tiempos.

Me senté al lado de Carlos, justo frente a Isabel y Luisa. De inmediato ya tenía una botella de cerveza muy helada que a decir verdad, se me antojaba.

-Con calma, ¿eh?

Nos reprimió Isabel con una sonrisa que se escapó entre la seriedad aparente. Ella sabía que no podía contra nosotros.

-¡Treinta y seis años no cumples todos los días, Isa!

Jorge señaló con un tono jocoso que nos hizo reír a todos, en especial a Luisa. Al parecer habían empezado a beber sin mí.

-Hoy todos tenemos 18 años, hemos trabajado demasiado. Nos merecemos esto.

Rafa habló y todos apoyaron lo dicho emitiendo gritos guturales que en realidad me recordaba a esas fiestas tan típicas de la adolescencia.

Mi familia, mi equipo, mis amigos. ¿Cuántos días habíamos pasado juntos? Demasiados...Momentos buenos, momentos malos, momentos donde solo queríamos acabar con el otro, momentos donde nos abrazamos para no caer cuando nos invadía la nostalgia. Nos unía una amistad y también el amor tan puro por la música.

-Pablo, tienes que tomar dos shots de tequila para permanecer aquí, sino te vas a acostar.

Lolo, tenía que ser Lolo. El tequila por supuesto era lo principal en la mesa además de la comida.

-Con la cerveza estoy bien, gracias de todas formas.

Conocía demasiado bien mi organismo como para saber que después de beber tequila amanecería con una resaca que necesitaría al menos 3 días para recomponerme.

-Es Jorge quien cumple años, no tú. Si ya pareces un viejo. ¡Anda Pablete!

-¡No se pasen!

Volvió a advertir Isabel ahora ya un poco más seria. Isabel era nuestro cerebro cuando todos parecían haberlo perdido.

-¡Isabel! Deja que se diviertan, un solo relajo en la gira no les hará mal. ¡Anda mujer! Qué nosotras también deberíamos beber tequila.

-¡Por eso te queremos tanto Luisa! Deberías trabajar con nosotros.

Solo luzDonde viven las historias. Descúbrelo ahora