"Tienes ese don..."

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❇ ❈ ❅ ❄ ❆

-Estoy hecho un lío, tío.

Marcos me había recibido al abrirme la puerta con esa frase, acompañada de una mirada cargada de ansiedad y un color de voz que pocas veces le había escuchado. Conjuntamente, lucía cansado, su jornada laboral en la clínica odontológica recién había acabado. Iban a ser las 18:30 de la tarde, su llamado llegó justo después de mi trote diario con Terral, llevábamos cinco días juntos y el monstruo no quería separarse de mí... y yo tampoco de él.

-No me asustes, Marquitos.

Se movió un poco hacia la izquierda abriéndome el paso hacia su departamento frente a la costa malagueña. El sol comenzaba a ponerse brindando un sutil color naranjo a la habitación. .

Me senté en el sofá individual quedando justo frente al lugar que él ocupaba con anterioridad, lo supuse porque sobre la mesa de centro descansaba un café con leche al lado de su ordenador encendido.

-¿Hecho un lío bueno o hecho un lío malo?

Cuestioné al verlo acomodarse nuevamente en el sofá, apoyando sus codos sobre sus rodillas, mirándome.

-Hecho un lío.

-Al grano.

-Tienes razón. Es Sindy.

¿Sindy? Estaba todo perfecto entre ellos, y al parecer había llegado el turno de Marcos de aferrarse a un amor verdadero finalmente. Imaginaba a la madre de mi mejor amigo tan contenta porque finalmente su hijo menor había sentado cabeza.

¿Estaría embarazada? Mil situaciones hipotéticas llegaban a mi cabeza y el silencio de Marcos no ayudaba.  Él solía ser un tipo impulsivo, pasional, vehemente, muchas veces actuaba sin pensar en las consecuencias, pero Sindy lo  estaba calmando, cuando se trataba de ella su voz se atenuaba y un resplandor ínfimo se notaba en sus pupilas.

Marquitos.

El hermano que yo había escogido.

-Le dije que... que se viniera a vivir conmigo aquí , a Málaga, fue un arranque de pasión. Ayer, antes de venirme habíamos acabado de hacer el amor , y ella me miró y se lo pedí. No quiero trabajar todos los días aquí y solo verla los fines de semana cuando viaje a Madrid.

Me sorprendí al escucharlo, tan solo habían pasado cerca de ¿dos meses? Desde que estaban juntos, más él estaba feliz, el tiempo no determina la intensidad del amor. A él lo caló y parecía que en Sindy también.

-¿Y el problema...?

- Se quedó callada, Pablete. Se quedo callada y se vistió en completo silencio y se fue a su departamento en medio de la noche. ¡Me quería pegar un coñazo de lo estúpido que fui! Por supuesto que la espanté, si llevamos dos meses y una semana.  Me he tratado de comunicar con ella todo el día y no contesta el teléfono, Pablo. Quizás la espanté, pensó que soy un psicópata, un psicópata que la ama...

-

¡La amaba! Jamás había escuchado a Marcos decir que amaba a alguna de sus novias, jamás había visto nerviosismo puro en sus manos al moverlas repetidamente y sin ritmo, jamás lo había visto así de confundido por el accionar de Sindy. Yo tampoco lo entendía.

-Necesito saber qué pasa por su cabeza, estoy a punto de tomar un avión en este mismo e irme a Madrid. No lo aguanto.

-¡Hombre, no!

Si algo había aprendido con el paso de mis relaciones es que la impulsividad no lleva a ningún lado. Cuando se trata de amor más vale ser cauteloso, escuchar más que hablar , contemplar más que simplemente ver... tiempo.

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