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-Bien...Entonces, ¿nos vemos el lunes nuevamente?
Marina se dirigió a las seis personas que se encontraban en el salón de reuniones de las oficinas de "Rayos de esperanza" en una junta extraordinaria de día sábado para comenzar a afinar detalles importantes antes de empezar con el proyecto del nuevo centro en Málaga.
-El lunes traeré mayor información de los inversionistas para que todo quede más claro.
Contestó Jaime al momento en que calzaba la chaqueta de su traje, lo que lo hacía ver mucho más mayor de lo que era.
-Bueno pues, nos vemos el lunes, el martes y así por siempre.
Informó Estela y todos los presentes reímos ante la realidad de sus palabras, porque a pesar de que hubiera sido una broma escondía toda la realidad. Este proyecto nos estaba uniendo mucho como equipo, pasando demasiadas horas encerrados en esa sala planificando.
Traté de mantener mi atención en lo que hablaba cada uno, de verdad que traté pero se me hizo imposible. Después de la llamada telefónica con Pablo mi mente no había dejado de trabajar, de cuestionar nuestra relación, sus palabras y las mías.
¿Estaba bien seguir tratando de luchar por una relación que se caía a pedazos delante de mis ojos?, ¿estaba bien quererlo de la forma en que lo quería?, ¿estaba bien visualizar un futuro solo con él cuando apenas llevábamos dos años y tantas crisis nos habían acechado?, ¿estaba bien todo lo que sentía o estaba mal? ¡No estaba bien, no estaba bien cuando el muy gilipollas esperaba que yo aceptara cada uno de sus caprichos!
Necesitábamos escucharnos, ponernos en el lugar del otro, ser empáticos, pero en ese momento no lograba encontrar la calma, aún me dolía toda la situación, la discusión, sus palabras, su egoísmo que contrastaba con mis ganas de ser una mejor profesional.
-Te invito a un café, lo necesitas.
Quedábamos solo Marina y yo en el salón y no me había percatado de aquello por estar inmersa en mis asuntos. ¡Ay Pablo!
-Estoy bien, Marina.
-Sí cariño, avísale a tu cara.
Con su energía habitual y personalidad avasalladora me tomó del brazo y caminamos media cuadra hacia el café más cercano, al que varias veces veníamos con parte del equipo por lo que resultaba bastante familiar. Eran ya cerca de las siete de la tarde por lo que la temperatura comenzaba a decaer. Madrid nos regalaba una tibia tarde de verano, totalmente opuesto a lo que sucedía en Argentina. ¿Quién iba a pensar que en algún momento de mi vida iba a poder comparar Madrid con otra ciudad al otro extremo del mundo como Buenos Aires? Todo gracias a Pablo.
Pablo.
El aroma a café, la música suave, el murmullo de las personas, el sonido de las máquinas de espresso. Me recordaba a un café que habíamos visitado con Pablo en Los Ángeles la primera vez. Había tenido la oportunidad de conocer lugares a los que siempre había soñado visitar. Él me había impulsado a abrir mis alas, con su espíritu aventurero y sus ganas de visitar cada restaurante que pareciera bonito. Algo más que teníamos en común.
Pequeños detalles que lo hacían tan grande ante mis ojos.
-¡Abril! Te pregunto si está bien por aquí, por tercera vez.
El tono de voz me resultó algo brusco y di un pequeño salto en mi lugar. Nuevamente me había perdido en mis propios pensamientos en los que parecía perderme cada vez con mayor facilidad.
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Solo luz
FanfictionEl invierno deja estragos y también bendiciones, amparados bajo el invierno dieron riendas sueltas al amor,a ese amor inefable que te transporta fuera de este mundo, con el que a veces ni siquiera sabes qué hacer. Dos seres de luz enfrentados a l...