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Una nueva semana ya llegaba a su fin lo que se reflejaba en el cansancio acumulado en mi cuerpo. Demasiadas emociones que me involucraban con Pablo; nuestra reconciliación, su viaje por una semana a Málaga, y largas conversaciones por la madrugada que nos ayudaban poco a poco a sanarnos y que agradecía infinitamente. Además en la fundación las jornadas eran cada día más agotadoras, afinando los últimos detalles para comenzar ya con la construcción del centro después de tantos papeleos e informe que me quitaban más tiempo del que me gustaría. Sabía que sería difícil y que se volverían esquivas las horas del reloj, más no esperaba que fuese así. Me sentía mal por distanciarme tanto de Pablo. Sabía muy bien que hubiera deseado estar más días con su familia, en su casa después de todo lo que había sucedido, más no había podido lograrlo porque debía asistir a conversaciones con la disquera y su equipo para planear lo que sería su descanso y sus próximos proyectos porque no había tiempo que perder, a los ojos de ellos. Y yo, yo solo quería que el tiempo le diera una tregua. La partida de Trampi habia calado hondo en él, ya había pasado una semana y aun parecía que el frío en su mirada no podía consumirse. Estábamos juntos cenando cuando recibió aquella llamada y no lograba encontrar las palabras para consolarlo. Sus ojos se llenaron de lágrimas de inmediato y permaneció inmóvil mirando sus manos largo rato. No daba crédito a lo que su hermana le decía y me sentía tan estúpida por no saber cómo actuar. Después de largos minutos que me parecieron horas volvió en sí mismo y me susurró un "abrázame, por favor" que se coló en mi alma y lloré con él. Con su cabeza en mi estómago, con sus manos aferrándome por la cintura como si no quisiera dejarme ir, como si no pudiese aguantar otra ausencia más. "Era mi compañero, Abril. Mi compañero".
Quise acompañarlo, quise acomodar mis obligaciones y mis compromisos pero fue imposible. Me frustraba no ser el soporte que necesitaba. No pude acompañarlo para sostener su mano y susurrarle que todo estaría bien porque le dio la mejor vida que pudo darle. Finalmente estaba descansando. Su corazón dejó de latir sencillamente porque estaba ya muy mayor. Sin dolor, se había ido sin dolor. "Todos los perritos se van al cielo, Pablito".
Llegué a casa con una molestia en mi columna y odiando los tacones que, por desgracia, se habían vuelto parte de mi rutina. No esperaba encontrarme con Pablo tirado en el sofá con el ordenador. Por la mañana me había dicho que estaría con Isabel y parte del equipo de Warner durante toda la tarde y no sabía si llegaría a cenar, pero era mejor para mí. Mejor porque lo extrañaba siempre y más ahora que sentía la necesidad de protegerlo y de abrazarlo constantemente. Era un niño y me lo demostraba aunque no se diera cuenta que buscaba constantemente mi cariño y afecto: con mensajes constantes mientras ambos trabajábamos, o cuando me apegaba a él en la noche mientras dormíamos y me susurraba con sus ojos cerrados cuánto me quería. Me necesitaba.
Estaba tan absorto en sí mismo que no se percató de mi presencia. Me puse detrás de él y sorpresivamente besé su cuello. No se sobresaltó, parecía como si su cuerpo tuviese una conexión especial con el mío y oí como expulsaba un suspiro. Se relajaba conmigo, le daba una pausa a su mente cuando mis labios lo sorprendían. Pablo...
-Buenas noches, guapa.
¿Noches? Observé hacia el borde inferior de la pantalla del portátil para verificar la hora: 20:30 hrs. Doce horas fuera de casa, doce. Bien, era momento de relajarse, de comer para después recostar mi cabeza sobre el pecho de Pablo y dejar que me acariciara la cabeza y me contara sus planes, ése era mi mayor relajante, el más efectivo.
-No esperaba que estuvieras para cenar.
Confesé al tiempo que apoyaba suavemente mi barbilla sobre su cabeza y observaba la pantalla. Correos electrónicos y... una multitienda. Vaya.
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Solo luz
FanfictionEl invierno deja estragos y también bendiciones, amparados bajo el invierno dieron riendas sueltas al amor,a ese amor inefable que te transporta fuera de este mundo, con el que a veces ni siquiera sabes qué hacer. Dos seres de luz enfrentados a l...