Capitulo 2: Gregorio

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-¡Espera! - le grite a Teo que había bajado de la moto ya y caminaba hacia una mesa de Black yak. El se da vuelta y me pregunta ¿Qué? con un gesto en su cara.

No respondí. Corrí y me colgué de su cintura con mis piernas y le di un beso, acariciando su pelo rubio.

-Te extrañe hoy - dijo el abrazándome.

-Yo también.

Horas más tarde ya había ganado tres partidos de póker, pero no había cobrado todavía, todos decían que tenía que esperar. Pero la paciencia no es una de mis aliadas, la ansiedad sí. Entonces no aguante y le pregunte a Timoteo, un chico bueno que ahora tenía un brazo enyesado.

-Hola, ¿Sabes por qué no puedo cobrar ningún juego? -pregunte amable.

-Porque el volvió. Ahora el maneja todo de nuevo.

Cuando termino de decir eso, sentí como se me helaba la sangre y se me erizaban los pelitos de la nuca. Que Gregorio volviera no indicaba más que problemas, tormentas, terremotos y noches escapando. Trague en seco y di la vuelta saludando a Timoteo casi susurrando. Busque a Teo y no pude hablar pero lo guie a la puerta de su oficina, la misma de hace años. El se fue cuando yo tenía doce y yo ya jugaba póker profesionalmente.

Cuando abrí la puerta el olor a viejo, a encierro y cigarrillo de menta reinaban en la habitación. Todo estaba igual, hasta el. Sus dientes amarillentos, su papada, su pelo un poco gris por los años, las cadenas de su cuello y el anillo con un águila. Las camisas y pantalones negros, todo estaba igual.

-Cookie, cuánto tiempo- saludo él.

-Vengo para cobrar lo que es mío, no para hacer sociales.

-Conmigo buenos modales- me agarro del brazo y en cuanto Teo agarro el de Gregorio dos de sus guardaespaldas lo tomaron a él, alejándolo de mí.

-Está bien, tranquilos, solo no me siento bien. Quiero cobrar e irme a casa- estaba rogando, nunca lo hacía pero cuando se trataba de Gregorio todo cambiaba.

-Bien, disfrutála. Mandale un saludo a tu papa y tu mama, tendríamos que juntarnos a comer- hipócrita, el provoco el choque de autos que hizo que mi papa tenga esos ataques de asma, que mi mama huyera y que yo no la vea desde los doce. Lo detesto.

Cuando estuvimos cerca de la moto, grite. Lo necesitaba. Me senté en la moto mientras Teo revisaba unas cosas de la rueda de atrás.

-Gregorio solo significa problemas- hable bajito.

-Vamos a esperar, todavía no hizo ningún movimiento.  Todo este mundo es peligroso, pero te  voy a cuidar- me abrazó y apoye mi cabeza en su hombro. El color naranja del atardecer se mezclaba con el celeste del día hermoso que había sido. Era un paisaje hermoso.

Yo sabía que Teo iba a cuidarme, pero si supiera que Gregorio no hace un solo paso sin premeditarlo antes. Por eso era un muy buen jugador de póker, pero no excelente lo he dejado ganar a veces porque nunca pudo ganarme. Pero sobre todo Gregorio es un excelente jugador de ajedrez.

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