Capitulo 22: Compromiso.

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Bajé al salón cuando toda la gente ya había llegado. Encontré a Gregorio y Milo hablando con un centenar de personas. Apuesto que la mayoría de la gente en esa fiesta eran narcotraficantes. Gregorio no se cansó de presentarme a cada persona de ahí diciendo que era su hija. Cada vez que lo decía me sentía con ganas de vomitar. En cuanto pude me escabullí a la cocina. Seguro Magdalena estaría allí. 

-Nena, ¿Qué hacés acá? Si Gregorio se entera... - siguió ordenando unos vasos en una bandeja. 

-Bueno no le digas entonces- puse mi mejor cara de perrito mojado. Sonrió y miré hacia la puerta cuando Teo entró en smoking. Casi me caigo de la silla, no podía ser así de lindo. 

-Dfinitivamente lo tuyo son los somoking - me levanté de la silla para tenerlo más cerca. 

-Tendría que usarlo todos los días... 

-Tendrías - respondí acomodándo su moño. Trastabillé en mis zapatos pero el me atajó por la cintura. Otra vez la misma situación de ayer. Un movimiento y nos besábamos. 

-Teo acá estabas - habló Erica, su novia. La había visto una vez que no me controlé y revisé su teléfono. Tenía fotos con ella, a Teo no le gustaban las fotos, las pocas que tenía se las había sacado a la fuerza. Eso me dolió bastante, el hecho de que él quiso sacarse fotos con ella. 

-Gregorio me dijo que la invitara... - no siguió, estaba segura que Gregorio lo había hecho apropósito. Juro que podía sentir como se me achicaba el corazón. Creo que no siguió hablando porque vio mis ojos llorosos. 

Salí de la cocina tratando de sacar las làgrimas. Milo apareció con cara enojada, me agarró del brazo. Me llevó casi corriendo hacia un círculo de gente, en el cuál Gregorio estaba en el medio. Nos puso a los dos a cada lado de su cuerpo. 

-Como muchos saben, Milo es mi hijo adoptivo - bueno eso yo no lo sabía pensé - Lola si es mi hija de sangre, y en este tiempo que se conocieron se enamoraron. Al no ser Milo mi hijo de sangre, no hay nada que prohiba su amor, asique lo que queremos anunciar es su compromiso -Gregorio sonreía triunfante, estaba más que segura que esto era parte de su plan. Creí que me iba a desmayar en ese momento. Un anillo de diamantes se presentó pero no tuve el valor de ponérmelo. De solo imaginar el vestido pomposo y la tiara enorme que me harían poner solo quería vomitar. Miré a Teo, el estaba igual de shockeado que yo. Lo único que quería era que me abarazara y me dijera que todo iba a estar bien, que sólo era una más de las pasadillas de siempre. 

De un momento a otro, todos se dispersaron por la habitación. Una canción que yo conocía Chasing Cars de Snow Patrol estaba siendo tocada por la banda que Gregorio había contratado. Milo estaba rodeado de gente dándole sus felicitaciones. Y yo solo estaba caminando por la casa en estado de shock. 

-¿Bailamos? - Teo apareció. Asentí tirando mis brazos por su cuello como si mi vida dependiera de ello. Y lo más triste es que en algún punto lo hacía. Prácticamente estaba siendo sostenido por él, sino me caía al suelo. 

-No me quiero casar Tei, no quiero - lloraba en su cuello desesperadamente. No podía parar. 

-No llores más, por favor. Mirame - negué en su cuello no quieriéndo salir de mi escondite - te voy a sacar de esta, te lo prometo hermosa - susurró contra mi pelo y dejó un beso ahí. 

-Teo ¿vamos a casa? - habló Erica con fastidio en la voz, seguro porque Teo me estaba abrazando - Felicitaciones Lola - dijo falsa, mientras se iban. De solo pensar que ella iba a dormir con él, en la cama que había sido nuestra,hacía que me sintiera más enferma. Ella iba a tener el privilegio de verlo dormir a la mañana, de despertarse con su brazo en la cintura. Mientras yo me despertaba por las pesadillas. 

Nos separamos, me sentía tan frágil que no sabía como iba a llegar a mi cuarto. Teo me miró en señal de pregunta si todo estaba bien. Asentí, mientras mi interior se rompía en mil pedazos como una copa de cristal. 

Bajé al salón cuando toda la gente ya había llegado. Encontré a Gregorio y Milo hablando con un centenar de personas. Apuesto que la mayoría de la gente en esa fiesta eran narcotraficantes. Gregorio no se cansó de presentarme a cada persona de ahí diciendo que era su hija. Cada vez que lo decía me sentía con ganas de vomitar. En cuanto pude me escabullí a la cocina. Seguro Magdalena estaría allí. 

-Nena, ¿Qué hacés acá? Si Gregorio se entera... - siguió ordenando unos vasos en una bandeja. 

-Bueno no le digas entonces- puse mi mejor cara de perrito mojado. Sonrió y miré hacia la puerta cuando Teo entró en smoking. Casi me caigo de la silla, no podía ser así de lindo. 

-Dfinitivamente lo tuyo son los somoking - me levanté de la silla para tenerlo más cerca. 

-Tendría que usarlo todos los días... 

-Tendrías - respondí acomodándo su moño. Trastabillé en mis zapatos pero el me atajó por la cintura. Otra vez la misma situación de ayer. Un movimiento y nos besábamos. 

-Teo acá estabas - habló Erica, su novia. La había visto una vez que no me controlé y revisé su teléfono. Tenía fotos con ella, a Teo no le gustaban las fotos, las pocas que tenía se las había sacado a la fuerza. Eso me dolió bastante, el hecho de que él quiso sacarse fotos con ella. 

-Gregorio me dijo que la invitara... - no siguió, estaba segura que Gregorio lo había hecho apropósito. Juro que podía sentir como se me achicaba el corazón. Creo que no siguió hablando porque vio mis ojos llorosos. 

Salí de la cocina tratando de sacar las làgrimas. Milo apareció con cara enojada, me agarró del brazo. Me llevó casi corriendo hacia un círculo de gente, en el cuál Gregorio estaba en el medio. Nos puso a los dos a cada lado de su cuerpo. 

-Como muchos saben, Milo es mi hijo adoptivo - bueno eso yo no lo sabía pensé - Lola si es mi hija de sangre, y en este tiempo que se conocieron se enamoraron. Al no ser Milo mi hijo de sangre, no hay nada que prohiba su amor, asique lo que queremos anunciar es su compromiso -Gregorio sonreía triunfante, estaba más que segura que esto era parte de su plan. Creí que me iba a desmayar en ese momento. Un anillo de diamantes se presentó pero no tuve el valor de ponérmelo. De solo imaginar el vestido pomposo y la tiara enorme que me harían poner solo quería vomitar. Miré a Teo, el estaba igual de shockeado que yo. Lo único que quería era que me abarazara y me dijera que todo iba a estar bien, que sólo era una más de las pasadillas de siempre. 

De un momento a otro, todos se dispersaron por la habitación. Una canción que yo conocía Chasing Cars de Snow Patrol estaba siendo tocada por la banda que Gregorio había contratado. Milo estaba rodeado de gente dándole sus felicitaciones. Y yo solo estaba caminando por la casa en estado de shock. 

-¿Bailamos? - Teo apareció. Asentí tirando mis brazos por su cuello como si mi vida dependiera de ello. Y lo más triste es que en algún punto lo hacía. Prácticamente estaba siendo sostenido por él, sino me caía al suelo. 

-No me quiero casar Tei, no quiero - lloraba en su cuello desesperadamente. No podía parar. 

-No llores más, por favor. Mirame - negué en su cuello no quieriéndo salir de mi escondite - te voy a sacar de esta, te lo prometo hermosa - susurró contra mi pelo y dejó un beso ahí. 

-Teo ¿vamos a casa? - habló Erica con fastidio en la voz, seguro porque Teo me estaba abrazando - Felicitaciones Lola - dijo falsa, mientras se iban. De solo pensar que ella iba a dormir con él, en la cama que había sido nuestra,hacía que me sintiera más enferma. Ella iba a tener el privilegio de verlo dormir a la mañana, de despertarse con su brazo en la cintura. Mientras yo me despertaba por las pesadillas. 

Nos separamos, me sentía tan frágil que no sabía como iba a llegar a mi cuarto. Teo me miró en señal de pregunta si todo estaba bien. Asentí, mientras mi interior se rompía en mil pedazos como una copa de cristal. 

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