Capitulo 19: "Buen día"

9 0 0
                                    

La casa de Gregorio estaba llena de pasadizos y lugares secretos. Era un laberinto que todavía no había descubierto del todo. Aunque pasaba todas las horas del día encerrada. Tenía hasta mi propio guardaespaldas, Brian, debido a mis fallidos intentos de escapar.

En la casa de Gregorio también había mucha gente, la señora Magdalena era el ama de llaves, Michelle y Giannina las mucamas, Edgardo el jardinero, Rogelio el jardinero y Francisco el chef. Todo el tiempo estaban rondando por ahí. Sin embargo me sentía sola.

Y en este tiempo descubrí otro secreto de Gregorio, uno más de todos los que debe tener guardados; Gregorio traficaba drogas. Si, drogas. Un día inspeccionando la casa encontré cajas y cajas de drogas con sus destinos escritos con marcador grueso.

Con respecto a Milo, el creía realmente que era mi novio, y no me importaba yo seguía enamorada de Teo y eso nada lo iba a cambiar. Porque Gregorio lo dijo mi amor por él es inquebrantable, no sé en este momento cual es el tipo de amor que él tiene hacia mí, pero no dudo del mío.

Lo extraño mucho, extraño todo de él, su voz, su piel, sus brazos, su cuerpo enredado con el mío mientras dormimos. Extraño las peleas, los gritos, las palabras que lastiman y sobre todo extraño nuestras reconciliaciones. Entonces no importaba nada si no era él, hacia lo que me decían, comía cuando me indicaban, no hablaba, ni comentaba. Solo estaba ahí, pero mi mente estaba en otro lado. Viviendo una vida feliz con Teo.

Esa mañana me levante a las diez, había mucho ruido y voces hablando. Me puse un vestido rosa y sandalias bajas blancas. Esa era otra de las cosas, me fui de mi casa sin ropa ni nada, Gregorio y su gente me vestían como princesa.

Me arregle el pelo en el espejo de la pared, y justo al lado estaba su sonrisa y la mía. Era una foto de cuando éramos felices, el día que llegue me di cuenta, que la campera que tenía puesta era de Teo y en un bolsillo estaba esa foto. Otra de las vacaciones en México. Pensaba que estaba haciendo ahora, seguro dormía, boca abajo respirando despacio. Marc ancando todos músculos de la espalda, abrazado a una almohada, tapado hasta la cintura. Y como me gustaría estar ahí, con mi cabeza en  hueco de su cuello, sentir el calor se cuerpo en el mío, esa protección que nadie más me daba. Despertarme y verlo dormir era una de las cosas que hacia maravilloso mi día.

Baje a la cocina, había alguien de traje, debía ser algún "proveedor" de Gregorio. Salude con un simple "Buen día"  y continúe mi camino hacia la heladera en busca de jugo de naranja; pero cuando el respondió mi buen día gire para ver bien su cara. Era Teo.

-¿Que haces acá? - pregunte desesperada y emocionada, Teo me iba a sacar de acá.

-No me permiten hablar de esas cosas con usted señorita.

Mi felicidad de un minuto se rompió en mil pedazos, el había cambiado, por lo que decía no me iba a sacar de acá. Entonces ¿Que hacia el acá?

RunDonde viven las historias. Descúbrelo ahora