Siete

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El suave olor a manzanas relajaba a Katherine, mientras continuaba observando por la ventana de su habitación trataba de respirar con normalidad. A momentos sentía que se asfixiaba, como si alguien la tomara del cuello e impidiera que el aire circulara normalmente. Era una sensación desesperante pero no quería perder el control.

Había pasado allí todo el día, no había tenido ganas de salir a caminar o continuar con la limpieza de aquella pared. Ahora solo se sentía agotada. Quería dormir, pero las voces dentro de su cabeza no cesaban. Eran murmullos incomprensibles, pero realmente molestos. No entendía muy bien que decían, pero le aterraban.

Flashback

Katherine se encontraba en la fiesta de celebración por haber conseguido la oportunidad de estudiar en Londres. Era una noticia increíble, todos sus amigos estaban felices por la chica y sabía que era un momento decisivo en su vida.

La música estaba a todo volumen y la gente bailaba y bebía sin control. A Katherine nunca le habían gustado aquel tipo de fiestas, pero era su despedida debía disfrutar

―No puedo creer que me voy a quedar sin mejor amiga ― decía Lily ― te voy a extrañar con mi vida.

― No me voy a morir Lily, te llamare todos los días.

― Pero te iras al otro lado del océano Kathy, eso es mucho ― la abrazaba, se notaba que su amiga había bebido mucho por lo que la chica solo pudo sonreír ante el sentimentalismo de Lily.

Días atrás había hablado con sus padres sobre aquella oportunidad y habían puesto el grito en el cielo, no iban a permitir que su hija se fuera a otro país, pero ya no era decisión de sus padres, Kathy había tomado la determinación de ir y no iba a dejar que nada se interpusiera en su camino.

Claro que le dolía no tener el apoyo de ellos, pero de cierta manera se lo esperaba. Sus padres la amaban, pero la cuidaban demasiado, era casi asfixiante por lo que comprendía que estuvieran preocupados por ella.

Pero ya no era una niña pequeña ahora tenía una vida, tenía un empleo, era autosuficiente y estaba lista para emprender un viaje que sin duda le cambiaría la vida.

Lastimosamente jamás dejaría Nueva York y jamás cumpliría con aquel sueño.

Fin Flashback

Para Katherine dejo de existir el reloj, el tiempo era relativo lo único que distinguía era la salida y la puesta del sol, no había nada más. Podía pasar horas y horas mirando por la ventana y para ella no eran más que unos minutos.

Había perdido la percepción de lo que sucedía a su alrededor y era confuso. Aterrador.

El sol comenzaba a aparecer por entre las montañas y los pájaros comenzaban a cantar dándole la bienvenida a un nuevo día, pero Katherine no había dormido.

Se dio cuenta que había permanecido en aquella posición por horas. Pero ahora ya no importaba el tiempo, ya no había tareas que entregar, trabajos que realizar, artículos que escribir, libros por ordenar.

Ya no había nada. Ahora estaba sola en ese lugar perdida. Completamente abatida, nadie iba a visitarla. No había una sola razón para mejorar.

No quería seguir así, consumiéndose de a poco como un cigarrillo en las manos equivocadas. Estaba tan cansada. No había más metas, más propósitos y los momentos de lucidez eran cada vez más reducidos.

¿Puedes sentir la impotencia? No puedes hacer nada para cambiarlo, no puedes y no encuentras un motivo suficientemente fuerte para seguir ¿Qué queda? Nada absolutamente nada. Solo rendirse.

Con LocuraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora