Veinte

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Alycia miraba por la ventana de su oficina como la nieve cubría toda la ciudad, pocas personas quedaban en las calles y comenzaba a oscurecer.

Hace pocos minutos había terminado su reunión y estaba agotada, escuchar a los directores del hospital siempre era un dolor de cabeza. Todos los departamentos se peleaban por nuevos recursos monetarios para el siguiente año y eso era algo que molestaba a la doctora. El departamento de cardiología era uno de los mejores en el país y casi siempre se llevaba todos los recursos al inicio del año, pero ahora ella era la directora de psiquiatría y no estaría dispuesta a permitir que eso continuara ocurriendo, sus pacientes también necesitaban el dinero, así mismo tenía en mente varias investigaciones que sin duda necesitaban un gran financiamiento.

― Adelante ― dijo Alycia el escuchar que tocaban la puerta

― Hola ― le sonrió ― ¿todo bien? Te note tensa en la reunión

― Hola Lea ― saludaba a su colega, Lea había sido de las primeras personas en ayudarla a adaptarse a la gran manzana y estaba eternamente agradecida por eso. Además de ser colegas se habían convertido en buenas amigas y Alycia apreciaba su preocupación ― y si un poco, pero nada de qué preocuparse

― ¿Segura?

― Si, además hare todo para conseguir el financiamiento para nuestros proyectos, no voy a dejar que me ganen, así como si nada

― Bien dicho, el departamento de psiquiatría siempre ha sido el menospreciado en el hospital si te soy sincera

― Eso no puede seguir pasando y ahora estoy aquí no permitiré que cardiología se lleve todo.

― Puedes contar conmigo para lo que desees Alycia, me gusta la pasión que tienes por tu trabajo

― Solo quiero hacerlo bien

― Y lo estás haciendo, no pongas demasiada presión sobre ti

Tenía razón, desde que había llegado a Nueva York se había propuesto en ser la mejor, no quería decepcionar a nadie mucho menos a ella misma ya que estaba ocupando el puesto de sus sueños y no quería arruinarlo.

― ¿Tienes planes para esta noche? ― pregunto Lea mientras Alycia miraba su celular y un mensaje de Katherine aparecía en la pantalla.

― Si, digo tengo que ir a ver a una amiga así que creo que estaré ocupada ¿Por qué lo preguntas?

― Quería invitarte a cenar, digo para hablar de los proyectos y eso...

― Oh bueno creo que deberemos dejarlo para otra ocasión ― le brindo una sonrisa.

Lea era hermosa, no había manera de negar lo evidente, además estaba el hecho de que su personalidad era sin duda cautivante, siempre conseguía animarla y brindarle el apoyo que tanto necesitaba al haberse alejado de su zona de confort.

En Seattle se había quedado todo, sus amigos, su vida perfectamente planeada y ahora tenía miles de retos por delante. Claro que estaba asustada, nerviosa y sentía la incertidumbre a flor de piel.

― Me debes una salida ― sonrió y camino hacia la puerta ― buenas noches Alycia descansa

― Igual Lea, que estés bien.

Alycia tomo su bolso y salió del hospital, en su mente el recuerdo constante de la noche anterior en la que había podido compartir un momento agradable con Katherine, aparecía haciéndola sonreír.

Aun no eran nada formal y Alycia lo tenía muy presente. Katherine seguía siendo su amiga, aunque lo que más deseara era que fuera su pareja, pero ¿estaba lista para aquello? Una relación seria con la chica sería enfrentarse a todos y admitir que se había enamorado de una mujer, ni siquiera quería pensar en que diría la comisión que había revisado su estudio sobre el caso de Katherine, aun casi dos años después de todo eso Alycia tenía muchas cosas que perder y el miedo a enfrentarse a la realidad la seguía golpeando, sin embargo, ahora tenía claro lo que sentía y que no quería volver a alejarse de Katherine.

Con LocuraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora