Con Locura

Dieciséis

Mientras el tiempo avanza implacable los seres humanos nos hemos esforzado por tratar de comprender como funciona el cerebro de una persona, como es que ciertas enfermedades afectan a ciertos individuos y a otros no, como es que la locura puede apoderarse de sus vidas y como son capaces de salir de aquello.

Un trauma o experiencia difícil de procesar suele ser el principal factor para que la mente busque una forma de protegerse.

Katherine conocía a la perfección la sensación de perderse en un mundo que no te pertenece, aun ahora después de un año de salir del psiquiátrico aun tenia sueños tan reales de lo que vivió que le dificultaban avanzar.

Si bien su vida estaba encaminada y se sentía mil veces mejor había ciertos aspectos de los cuales no podía escapar.

Mientras continuaba con su mirada fija sobre Alycia recordaba todo lo que la doctora Collins había hecho por ella. Cualquier otra persona se hubiera rendido, cualquiera hubiera pensado que lo sucedido había sido demasiado que su mente simplemente dejo de funcionar debido a los traumas de su pasado, pero Alycia supo desde el primer instante en que no era eso.

― ¿Cómo has estado? ― pregunto Alycia mientras se sentaba en frente de ella, la cafetería del hospital en aquel momento del día se encontraba tranquila sin demasiada gente así que decidieron quedarse allí a platicar.

― Bien, ahora estoy retomando mi vida y el trabajo cuidando niños no es malo

― Eres muy buena según la directora

― Bueno, ella confía mucho en mí, se lo he demostrado.

― Eso es bueno Kathy, yo quería disculparme...por todo...

― No tienes que hacer eso. Yo sabía perfectamente que no era la opción adecuada. Si dejabas todo por mí las personas sospecharían y tu investigación...

― Fui una cobarde no hay otra palabra para definir lo que fui....

― No, no es así, simplemente tenías prioridades y yo créeme que lo entendí.

― No fue fácil alejarme

― Alycia ― suspiro ― solo hay que dejarlo así de acuerdo, ya es pasado.

Para Katherine no era sencillo escucharla decir que simplemente se alejó, que su carrera pudo más, que su matrimonio pudo más. No estaba enojada con ella por aquella decisión, pero eso no evitaba que le doliera.

― Emma no es mi hija ― susurro ― sé que eso es lo que te inquieta.

― ¿Qué querías que piense? Te vi entrar con tu esposo y una niña, dios mío.

― Lo sé, debió ser horrible, pero si me dejas contarte te aseguro que será todo más claro.

― Esta bien ― respiro profundamente.

― Cuando deje Miami regrese a Seattle junto a Jason, se encontraba muy mal había estado en el hospital por golpear una pared, además había comenzado a beber y se estaba hundiendo, no podía dejarlo solo. Entiéndeme no podía él era mi esposo y

― Espera ¿dijiste era?

― Kathy, solo déjame seguir después responderé a cualquier pregunta ― dijo bajando la mirada y continuo ― las tres primeras semanas me quede a su lado para que estuviera tranquilo, lo apoye en todo y le dije que seguiría a su lado como amiga pero que la relación no funcionaba más. Una noche mientras discutíamos en el departamento le grité que le había sido infiel, no sé porque lo dije, pero paso ― suspiro ― el salió dejándome sola y volvió a la mañana siguiente con un abogado. Así termino todo, en un par de semanas firmamos el divorcio y nos separamos. No me hablo por dos o tres meses y me refugie en el hospital hacia turnos dobles, investigaba cosas patéticas a decir verdad solo para mantener mi mente ocupada...