Veintiséis

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Katherine sonreía ampliamente mientras Emma balbuceaba observando los juguetes a su alrededor, con el tiempo había aprendido que su preferido era un pequeño oso de peluche color café al cual permanecía abrazada.

― Te ves tan feliz pequeña

No quería pensar demasiado en cómo le estaría yendo a Alycia durante su reunión así que prefería enfocarse en la pequeña, Emma era una niña que se hacía querer, era normalmente muy tranquila y le encantaba reír.

― Esa nena te domina ― sonreía Lily al observar a su amiga embobada viendo a la pequeña

― Es hermosa, además muy tranquila

― Lo sé, es una ternurita, algún día serás una gran mamá Kathy

― Qué más quisiera ― decía ilusionada ― pero por ahora tengo otras metas que cumplir.

― Todo va a salir bien

― Eso espero, pero tengo un mal presentimiento sobre todo esto...

― No seamos negativas, lo mejor es dejar que las cosas simplemente pasen como deban pasar

Kathy suspiro pesadamente y si quizás Lily tenía razón, pero aun así seguía sintiendo un nudo en su garganta. Lo último que deseaba era que la carrera de Alycia estuviera en peligro, peor aún poner en duda su capacidad como profesional, sin embargo, aquello quedaba en manos de un grupo de científicos que se negaban a aceptar que el amor hubiera nacido en medio de la oscuridad y la locura.

...

En otro lugar de la ciudad Alycia caminaba de un lado al otro en la habitación ante la atenta mirada de Jason y Lea que después de escuchar lo que le habían pedido los miembros de la junta directiva permanecían en silencio.

La doctora estaba a punto del colapso, no había dicho nada tan solo que necesitaba un día más para darles una respuesta a su pedido.

En aquel momento Alycia recordaba las noches enteras que paso sin dormir para poder culminar su carrera, recordaba cada caso con anhelo y cada investigación en la que había conseguido ayudar a cientos de pacientes.

Estaba cerca de sus treinta años, había logrado mucho en poco tiempo y había encontrado el amor junto a una chica increíble que día a día le demostraba lo valiente que era.

― ¿Qué va a pasar ahora?

― No se Jason, no se ― decía suspirando ― no quiero hacerlo, todo me grita que no lo haga.

― Quizás si encontramos un paciente con las características adecuadas podamos realizar el experimento sin tener que someter a alguien que ya paso por esto a esta tortura ― decía Lea

― No hay tiempo, pero es buena idea, quizás si llamamos a los hospitales ... podamos conseguir algo

― ¿Y si no lo conseguimos?

― quedara en tus manos decidir, pero te apoyaremos ― susurro Jason

― No quiero tomar una decisión tan radical, además ¿Qué pasara si el paciente se niega? Digo sería lo más obvio nadie quiere pasar por una situación así, no de nuevo.

― Comenzare llamando a los hospitales ― decía Lea tomando su teléfono

― Te ayudo con eso ― asintió Jason ― deberías hablar con Kathy ― le susurro a la doctora.

Y tenía razón ¿Cómo se suponía que le iba a decir? No solo estaba asustada, sino que muy preocupada, Katherine había sido la paciente cero en su investigación y le aterraba pensar en que quizás ella podía ser parte del experimento.

Con LocuraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora