Dos

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Seattle

Alycia no era una persona impulsiva, de hecho, pensaba mil veces antes de tomar una decisión o siquiera dar un paso, pero la llamada recibida por Margaret una de sus mejores profesoras durante su época de estudiante la había dejado intrigada.

Que una de las eminencias en el campo de la psicología la llamara para pedirle su ayuda era sin duda intrigante en diversos niveles, ella sabía perfectamente que si Margaret tenía un conflicto en cómo tratar a una paciente debía ser algo serio.

No sabía demasiado sobre el caso, pero para que ella la haya llamado debía ser importante. Por eso tomo una decisión viajar sin previo aviso a Miami por dos días y conocer de cerca aquel caso.

Hablo con la gente del hospital y todo estaba arreglado, había hablado con Jason y la había apoyado incondicionalmente como siempre lo hacía así que, podía ir tranquila a aquella ciudad.

...

La chica entrego su documentación y enseguida abordo el avión que la llevaría hacia Miami, quizás le haría bien un poco de sol pensó mientras se acomodaba en su asiento. Seattle era todo lo que siempre soñó pero la monotonía, la lluvia y todo el estrés acumulado la estaban llevando a odiar el lugar.

Años atrás en un gran salón lleno de estudiantes Alycia no era más que una chica más con sueños como todos, pero Margaret había visto algo en ella y no se había equivocado con el tiempo le demostró que era capaz de sorprenderla y ahí estaba años después de aquello dispuesta a ayudarla con un caso.

Miami era muy distinto a Seattle, el radiante sol le daba la bienvenida a Alycia quien de inmediato sonrió al sentir el clima cálido de aquel lugar. Camino hacia la puerta principal de aeropuerto y observo a un chofer con su nombre en un cartel

― Vaya bienvenida ― le decía sonriente al notar que un chofer esperaba por ella.

― Bienvenida a Miami doctora Collins

Subió al auto y abrió la ventana dejando que el viento la despeinara, sin duda había sido bueno viajar, le encantaba el clima, la gente, la comida, todo.

A veces lo único que necesitamos es alejarnos de nuestra realidad, experimentar otra y decidir si queremos seguir viviendo como hasta aquel momento.

...

La pared tenía dos manchas bastante notorias, además había una grieta que empezaba en el lado izquierdo siendo más específicos en la esquina y se expandía por al menos cinco centímetros.

La pared era completamente blanca y esas manchas la molestaban, no debían estar ahí, debía quitarlas acomode lugar, además debía llenar esa grieta no le gustaba que aquello dañara aquella perfecta pared.

La chica tomo un poco de agua en un vaso y saco una de sus camisetas, la mojo y comenzó a tratar de quitar la mancha. Al principio parecía funcionar, pero rápidamente se dio cuenta de que debía esforzarse más, debía quitar aquellas manchas y así paso todo el día enfocada en aquello. No, la mancha no parecía desaparecer pero parecía tan empeñada en lograrlo que no le importaba quedarse allí todo el día si era necesario, debía quitar aquellas manchas.

― ¿No cree que deberíamos pararla? ― preguntaba la enfermera Lewis

― Si eso la tranquiliza no creo que sea buena idea hacerlo

― Solo se está agotando inútilmente ― insistía la enfermera

― Solo está haciendo lo que cree que debe hacer señora Lewis ― suspiro ― hable con una gran amiga y espero poder explicarle que necesitamos su ayuda

Con LocuraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora