Ocho

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Seattle

Jason caminaba rumbo a su trabajo con miles de cosas en su cabeza, dos días atrás Alycia se había marchado diciéndole que debía hacerlo, que tenía que ayudar a aquella paciente.

El respetaba aquello, sabia lo importante que era su trabajo, pero le disgustaba que eso siempre estuviera primero. El trabajo de su esposa era caótico, siempre lo supo y se acoplo a sus horarios, a los días en los que no podía verla, a las cenas canceladas, al mal humor, a la frustración, el siempre entendió ¿Por qué? Porque para él lo esencial era mantener estable su relación. Porque para Jason su esposa lo era todo.

Su mundo giraba en torno a su esposa y saber que su matrimonio comenzaba a tambalearse le dolía. No había amado a nadie más en su vida. Nunca había sentido algo tan intenso y si perdía a la única chica que amaba ¿Qué le quedaba? Nada absolutamente nada.

No conocía nada más, Alycia lo era todo y si la perdía. Se perdía a sí mismo.

Las cosas en la oficina marchaban de maravilla, pero su mente seguía en su esposa. No había parado de pensar en lo que sucedería más adelante. Quería confiar que podrían resolverlo y finalmente tener la familia que siempre había deseado.

Error, él lo deseaba, él lo anhelaba y quería que sucediera, pero... ¿Y Alycia? Jason ansiaba más que nada una familia perfecta, darles a sus hijos algo que él nunca tuvo, pero aquel deseo iba más allá de lo que podía controlar, ese deseo lo estaba destruyendo, le estaba haciendo daño, pero no estaba dispuesto a aceptarlo.

― ¿Todo bien? ― preguntaban desde la puerta de su oficina.

― Si, solo estoy un poco cansado...

― Vamos, somos amigos puedes confiar en mi ¿Qué sucede?

― Mia, no es nada te lo aseguro ― suspiro. Mia era su supervisora, pero llevaban una buena amistad, con el tiempo Jason aprendió a confiar en ella y en la manera en la que siempre trataba de animarlo.

― Ya sabes si necesitas algo puedes decírmelo.

Jason tenía una batalla en su mente, no sabía que más hacer, su vida parecía irse hacia el abismo y no había nada que pudiera hacer. Nada más que aferrarse a su trabajo.

Eso era lo que lo mantenía cuerdo, aferrarse a lo que le daba de comer, a lo que amaba hacer. No podía descuidar y perder algo por lo que había luchado tanto, debía enfocarse en su trabajo en lo que siempre soñó y de a poco lo había logrado.

Jason volvió a sus planos y a lo que debía, después pensaría en cómo recuperar su matrimonio, por ahora no pensaba seguirse ahogando en un vaso de agua.

Miami

Hospital Psiquiátrico 'Vermont'

Lejos de allí Alycia se encontraba en su habitación revisando los expedientes del caso de Katherine, seguía pensando que la chica necesitaba un impulso, algo para salir adelante, pero si sus padres se negaban la siguiente persona en la lista era su mejor amiga o bueno quien había sido su mejor amiga durante su tiempo en Nueva York.

Alycia pensaba que quizás ella tendría la respuesta a varias de sus preguntas.

― ¿Cómo estás? ― preguntaba Margaret

― Un poco atareada como me ves ― trato de sonreír

― Me refería a anímicamente, sé que fuiste a Seattle a hablar con tu esposo

― Y lo hice, pero ya estoy nuevamente aquí

― No eres de las que se encierra en sí misma para no hablar anda dime que sucede

Con LocuraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora