- ¿A caso me evitas hermanito? - una sonrisa burlona se instaló en sus labios mientras se dejaba caer en el cómodo sofá mirando fijamente al chico rubio que aparecía en el salón -
Este último puso los ojos en blanco, ignorándolo completamente.
- Es de muy mala educación no saludar cuando se llega a casa, y más cuando no ves a tu querido hermano desde hace varios siglos - le dirigió una ancha sonrisa -
- Ignórame - espetó el rubio -
- Oh vamos, me hace tan poca gracia como a ti vivir juntos y todo eso - hizo un gesto con la mano quitándole importancia - Oye, los viejos piensan que tramas algo raro, ¿Es verdad? - lo siguió por las escaleras con las manos en los bolsillos de la sudadera -
- No interfieras en mis asuntos -
Frunció el ceño mientras este último cerraba la puerta de la habitación en su cara.
- Azazel - derribó la puerta de una patada escuchándose el desagradable crujido de la madera y entrando en la habitación, encontrándose ante la mirada molesta de su hermano - Si tienes algún problema habla con los viejos, a mi me importa bien poco que nos llevemos bien o mal - se encogió de hombros sin dejar de sonreír - Voy a dar un paseo - se despidió intentando aguantar la risa ante la expresión furiosa de su hermano, dejándolo solo en la habitación sin puerta -
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Inspiró hondo y tosiendo al instante. El aire del mundo humano era muy distinto al que se respiraba en el infierno. Sacó un cigarrillo del paquete de Malboro que había comprado en un estanco cercano. Se lo llevó a los labios encendiéndolo y dejando que el tóxico humo llenara sus pulmones sonriendo satisfecho. Mucho mejor. Avanzó entre las calles abarrotadas de gente, sintiendo todas las miradas femeninas fijarse en él. Le divertía lo débiles que eran las mentes humanas, percibiendo sus pensamientos obscenos. De repente la imagen de cierta chica de ojos violeta apareció en su mente. Podía afirmar que ella era una deliciosa excepción. Se encogió de hombros entrando en un bar musical de mala muerte, notando al instante las miradas de las mujeres del lugar en él. Se sentó en la barra pidiendo un vaso de whisky solo.
- Invita la casa cariño - la exuberante camarera le guiñó un ojo inclinándose exageradamente sobre la barra y mostrando gran parte de sus pechos cubiertos tan solo por la parte superior de un biquini de una talla exageradamente pequeña para su tamaño -
Le dirigió una de sus sonrisas seductoras haciendo que la mujer se mordiera el labio inferior, percibiendo como el libido de ella aumentaba.
- Tengo cosas más fuertes en el almacén cariño ¿Quieres acompañarme?- vio como se mordía el dedo índice sin dejar de mirarlo, comiéndoselo con los ojos -
Las humanas eran mucho más fáciles y simples que las súcubos. Sacudió la cabeza divertido ante ese pensamiento.
Se detuvo percibiendo un conocido e irresistible aroma. Giró ligeramente el cuerpo y su rostro hacia la entrada del establecimiento, encontrándose con su pequeña compañera de pupitre vestida con el uniforme de la escuela. No pudo evitar sorprenderse de encontrarse con ella en un lugar así. Ignoró completamente a la irritada camarera que reclamaba su atención apoyando los codos y la espalda en la barra, centrando la atención en la chica rubia. Ella no se había percatado de su presencia, miraba a su alrededor analizando el sitio. Le oyó preguntar a una de las camareras que pasó por su lado por el propietario del local, esperando sentada en una de las mesas. La mayoría de las miradas masculinas del local estaban fijas en ella, percibiendo sus lujuriosos pensamientos mientras las imágenes cruzaban su mente. Apretó los dientes asqueado sintiéndose furioso de repente. A los pocos minutos apareció un hombre de mediana edad que parecía ser el dueño del local, con una sonrisa exageradamente amable. Lo vio analizar de arriba abajo el cuerpo femenino de su juguete mientras se sentaba al lado de ella. Sus sucias intenciones y pensamientos dejaban completamente a la vista el tipo de persona que era. Al indagar ligeramente en su cabeza supo al momento que abusaba y tenía relaciones con todas las empleadas del bar. Los miró fijamente apretando los dientes y sintiendo como todos los músculos de su cuerpo se tensaban. Se preguntó seriamente que hacía ella en un lugar como ese. Cogió el vaso de whisky de la barra bebiendo su contenido de un solo trago volviéndolo a dejar en su sitio. Sintió como su sangre ardía de repente en sus venas mientras el hombre colocaba con fingido desinterés una de sus repugnantes manos encima del muslo de ella, algo que tan solo él tenía derecho a tocar.
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Tentación Oscura [+18]
Paranormal- Eres....- vio como una sonrisa sin emoción se dibujaba en los labios masculinos mientras lanzaba la toalla que llevaba en la mano en una butaca cercana, empezando a acercarse a ella como un depredador - - ¿Querías decir monstruo verdad? - se mord...