CAPÍTULO 30: "El altar de Dios"

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24h ANTES, CIUDAD CELESTIAL


El pálido cuerpo del ángel femenino se estremeció desnudo bajo el musculado y firme cuerpo del ángel masculino. Los tres pares de inmensas alas blancas de este último acariciaban los lados de su cuerpo, envolviéndola con la suavidad y calidez de las plumas.

Los gemidos del resonaban en la espaciosa habitación blanca, intentando seguir el movimiento de las frenéticas embestidas del ángel que en esos momentos poseía su cuerpo encima de la enorme cama doble de sábanas doradas. No pudo evitar volver a fijar la mirada embelesada la perfecta belleza del rostro masculino. El pelo ligeramente ondulado y rubio claro se pegaba a la frente de su amante a causa del sudor que cubría su piel, viendo como los atractivos y suaves rasgos definidos del rostro masculino se contraían con cada embestida a su mojada y sensible intimidad. En esos instantes los eternos y profundos ojos de un azul cambiante estaban fijos en ella, estremeciéndola. Jadeó sintiendo como su interior estallaba en mil pedazos, arqueándo su espalda y sintiendo como sus extremidades se tensaban. La placentera sensación que jamás había sentido se expandió por su cuerpo adormeciéndolo y sin darle descanso, notó como los dedos de las manos masculinas se hundían en sus caderas aumentándo la ya frenética velocidad de las embestidas escuchando los profundos jadeos y sonidos placenteros del ángel. De repente, el cuerpo masculino se tensó completamente quedándo inmóvil encima suyo después de una última embestida en su interior, acompañado de un largo suspiro ronco por parte de él. Notaba perfectamente como el enorme y largo miembro masculino que había sido su primera vez, palpitaba en su interior estallando, llenándola de su semilla. Parpadeó varias veces recuperando el aliento, aún inundada por el placer proporcionado y viendo como el ángel le dirigía una última mirada con el rostro impasible saliendo de su interior y de encima suyo.

- Señor - vio como el ángel de bajo rango que permanecía a la espera y a cierta distancia de la cama donde se encontraban se acercaba hasta el lado del poderoso serafín desnudo tendiéndole una túnica limpia, mientras este último se la ponía cubriendo su perfecto y escultural cuerpo -

El poderoso serafín había salido de la cama bajando los cuatro escalones que hacían que la parte donde se encontraba la cama quedara a un nivel superior que el resto de la habitación, rodeada por altas cortinas transparentes. Se sentó en la enorme cama observando la escena.

- Quiero darme un baño, haz que esté listo en unos minutos - vio como el ángel se inclinaba en una reverencia hacia el ángel de mayor categoría, desapareciendo con rapidez por la puerta principal -

- Mi señor...- los profundos ojos azulados de este se posaron en ella desinteresadamente, mirándola de arriba abajo unos instantes -

- ¿Aún sigues aquí? - ahogó un gemido ante sus palabras. Sabía que estaba infringiendo una de las normas, ya que después de haber consumado el sagrado acto de la procreación debía retirarse y estar agradecida de haber sido elegida y desflorada por el poderoso serafín Elemiah. Debía rezar por la posible vida que podía estar formándose esos instantes en su interior -

- Disculpe mi señor, no era mi intención - inclinó la cabeza después de bajar de la cama aún desnuda -

Se sobresaltó al levantar el rostro y ver el rostro del serafín inclinado hacia el suyo a escasos centímetros.

- ¿Cuál es tu nombre? - los infinitos ojos azul cambiante seguían fijos en su rostro, sintiendo como se ruborizaba completamente hasta la raíz de su largo pelo dorado -

Tentación Oscura [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora