CAPÍTULO 15: Las 8:00 am

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Bajó la ventanilla del lujoso deportivo oscuro, observando la pequeña casa desde el interior del auto al otro lado de la acera. El mercedes gris oscuro estaba aparcado delante de la casa tal como le habían informado. Sintió cada uno de sus nervios crisparse, apretando con fuerza el volante entre sus manos. La puerta de la casa estaba abierta con la luz encendida y los vió a ambos en la entrada charlando, muy cerca. Abrió los ojos como platos viendo de pleno como el humano cortaba la distancia entre ellos besando el rostro de su humana. Un sonido gutural salió de su pecho, notando como su cuerpo temblaba por la ira, deseando aplastarlo en ese instante como a una mosca. Gruñó notando como su forma demoníaca pedía salir. Por mucho que lo odiara tuvo que reprimirse observando como el hombre entraba en el coche sonriendo. Sondeó su mente y su corazón percibiendo el enorme sentimiento de felicidad en el corazón de este. No vio ni rastro de malas intenciones o pensamientos, realmente era una buena persona; aunque eso le importaba bien poco. Todo el que tocara a su propiedad no vería el mañana. Desvió la mirada hacia la entrada, donde su pequeña secretaria permanecía en shock. Sacó el móvil. ¿ Que iba a hacer, llamarla? ¿ A las diez de la noche? ¿Y qué le diría? La observó ansioso mientras cerraba la puerta. Deseaba interrumpir en al casa, abalanzarse sobre ella, morder y lamer sus carnosos labios y cada parte de su cuerpo, enloqueciéndola, castigándola. ¡ERA SUYA! Y no tenía permitido tocar a nadie más ni que la tocaran.

Se pasó las manos por el rostro frustrado al notar su miembro protestar endurecido contra su pantalón. Despues de follarse cinco veces en unas horas a Llilith dejándola plantada en el despacho, ver a la Anastasia de carne y hueso encendia completamente su líbido. Desde que la contrató como su secretaria puso un hombre detrás de ella para que siguiera sus movimientos, que era el que le había informado de los últimos sucesos. Ahora que volvía a estar en su vida no la iba a dejar escapar por segunda vez a pesar de todo el que tuviera que llevarse por delante. Se quedó pensativo unos instantes sonriendo ladinamente de repente ante la fantástica idea que se le había ocurrido. Arrancó el motor, decidiendo esta vez como podía deshacerse del humano.


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- Gracias Sasha por cuidar de él de verdad -

La mujer de piel oscura con uniforme de enfermera le sonrió dulcemente.

- Anastasia para mi es un placer cuidar de este pequeño angelito, es un amor, de verdad -

La chica rubia se agachó abriendo los brazos mientras el pequeño se lanzaba a estos.

- ¡Mamiiiiiii! - ambas mujeres rieron ante el entusiasmo del pequeño -

- Sé que no te importa, pero tu tambien tienes tu trabajo, y encima te he hecho venir a estas horas... - alzó en brazos al pequeño que rió encantado -

- Te he dicho que no te preocupes, no hace falta que me des explicaciones, si otro dia tu compañera de piso tampoco puede cuidar de él ya sabes que estoy en el hospital - vio como miraba a su hijo sonriendo y volvía a mirarla a ella - Ya sabes que hago más horas que un reloj, y tienes mi número -

- De verdad que te lo agradezco de corazón, este nuevo trabajo me tiene absorbida....- suspiró agotada -

- ¿Un jefe muy exigente? - no pudo evitar estremecerse en cuanto Sasha nombró a su jefe, notando como sus mejillas se sonrojaban -

- A....lgo así - consiguió decir nerviosa -

Se dió que la mujer morena de mediana edad se había dado cuenta de su nerviosismo y alzó una ceja con una ancha sonrisa con aire travieso mirándola fijamente.

Tentación Oscura [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora