Tentación Oscura [+18]

CAPÍTULO 42: Azazel

Las manos del demonio rubio habían alzado su vestido hasta la cintura, dejando ver sus ropa interior de encaje negro. Pudo ver el brillo de deseo y excitación en los ojos azules mientras las hábiles manos terminaban de quitar el vestido por encima de su cabeza. Su corazón latía fuertemente contra su pecho mientras los ojos azules oscurecidos acariciaban su cuerpo con la mirada, estremeciéndola. Lo observó quitarse con rapidez la americana y el chaleco, desabotonando la camisa con rapidez para finalmente atraer su cuerpo hacia el suyo. Gimió complacida al volver a sentir el contacto de los calientes labios sobre los suyos notando como terminaba de quitarse la camisa. Se aferró a los anchos hombros desnudos estremeciéndose ante el contacto de la caliente piel masculina. Sin cortar el beso, retrocedió ante el avance de las piernas de Adam con una mano en su cintura y la otra en su nuca, intensificando el beso entre jadeos y leves gruñidos. Sus piernas chocaron con la parte inferior de la cama del hotel. Los dedos masculinos desabrocharon su sujetador, retirándolo sin dificultad. Las manos del demonio no se hicieron esperar acariciando y sospesando expertamente sus pechos, frotando y pellizcando sus pezones provocándola, arrancándole repetidos gemidos. La hizo tumbarse en la cama, cubriéndola con el ancho cuerpo masculino y atrapándola con los fuertes brazos a cada lado de su cuerpo. Volvió a besarla sensualmente, provocativamente, aumentando sin cesar el deseo que inundaba su cuerpo, enloqueciéndola. Deslizó las manos por la musculosa y desnuda espalda masculina, sintiendo como él también se estremecía con cada caricia suya.

- Desearía alargar esto un poco más cariño, pero llevo deseando esto desde hace tanto tiempo que no creo poder soportarlo más - asintió sonrojada ante su voz entrecortada y ronca por el deseo mientras lo veía incorporarse sobre su cuerpo de rodillas en la cama para desabrocharse el cinturón de cuero y el pantalón sin dejar de mirarla intensamente -

Tragó saliva mientras las manos del demonio rubio bajaban su última prenda por sus caderas, seguidamente por sus muslos, piernas y finalmente quedando completamente desnuda ante él. Los ojos azules volvieron a tener el brillo rojo sobrenatural mientras terminaba de quitarse los pantalones y quedar vestido únicamente con bóxer gris. Jadeó observando el duro y largo miembro marcarse a través de la apretada tela. ¿A caso todos los demonios poseían esos enormes tamaños? Adam volvió a subir a la cama gateando por ella desde la parte inferior hasta llegar a su altura cubriéndola con su poderoso cuerpo. Su corazón latía con demasiada rapidez mientras una rodilla masculina abría sus piernas lentamente sin cortar el contacto visual. Estaba muy nerviosa a pesar de toda la excitación que sentía.

- Espera...- su boca estaba demasiado seca. Lo vio alzar una ceja - ¿Tienes..? - jadeó al notar el caliente tacto de una de las manos masculinas en su abdomen, bajando hacia su intimidad. Una sonrisa excitada ocupaba los labios del demonio rubio, que no dejaba de comerla con los ojos mientras los expertos dedos se aventuraban hacia su sexo - ¿Tienes un condón? - notó como el avance de la mano masculina se detenía y mirando su rostro, la sonrisa desaparecía de los irresistibles labios -

- Por lo que veo la dosis que te he dado es demasiado baja para ti ¿O quizás es por tu sangre? Aunque lo más probable sea la marca temporal de mi hermano en ti - lo vio fruncir el ceño después de todas esas palabras que parecía decirse más para sí mismo, sorprendida del extraño y frío y distante tono de voz -

- ¿Cómo? - la mano que antes acariciaba su abdomen y quería avanzar hacia su sexo se alzó para sujetar su mentón repentinamente mientras el rostro del demonio rubio se acercaba aún más al suyo, fijando la ardiente mirada azul en la suya -

- ¿A caso con mi hermano los utilizas? - abrió los ojos de par en par - Oh vamos, no hace falta que te sorprendas tanto, no es difícil adivinarlo - la sonrisa ladina que ocupó los labios del demonio rubio dejó a la vista la perfecta dentadura blanca - ¿Yo también quiero que tengas a mi hijo sabes? - jadeó con los ojos desmesuradamente abiertos incapaz de reaccionar - Así tendrás un hijo de Aarón y otro mío - su sonrisa se ensanchó aún más - ¿Qué te parece? -