Galleta Nocturna

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Nueva Tierra.  Las coordenadas que nos dieron nos llevaron a este lugar sin igual, valles abundantes de vegetación virgen, montañas a lo lejos con sus puntas pintadas de blanco, un río no muy lejos de nosotros que incluso desde aquí se puede apreciar la cristalina agua que fluye por su corriente. Todos los jugadores se encuentran a salvo, uno que otro con salud baja, uno de ellos me informa que perdimos a 3 jugadores; durante una invasión o guerra las vidas están activadas, sin embargo, en caso de perder el punto de reaparición o base y morir durante el proceso pierdes todas tus vidas dando a lo que el jugador llamó «muerte letal», morir sin que el juego tome en cuenta todas tus vidas.
Quedamos 12 personas, y bajando, los jugadores se resignan a quedarse con un tipo que ha mandado a la mierda su hogar, quiero pensar yo que van en busca de uno nuevo, o simplemente no quieren estar cerca de mi. Mientras no tengamos una instalación no podemos ganar recursos, estamos estancados hasta que un milagro surja.

-Bien muchachos.- me dirijo a ellos.-Hasta no construir un nuevo hogar vamos a armar un puesto de avanzada...

-¿Y con qué? Ni materiales hay para quemar.- cuestiona uno de los supervivientes.

-Tienes razón, pero si vemos la manera de salir de aquí y...

-Al diablo este lugar, yo me marcho.

Con él sólo quedamos 5: Viridiana, dos jugadores que no dejan de abrazarse, un jugador de aspecto sospechoso y yo. Un grupo miserable en un lugar miserable, Viri siempre ha sabido mantenerse positiva ante situaciones como las de ahora, veo que "siempre" es relativo. Si lo que nos queda es aprovechar el lado bueno es que ahora nuestras vidas están a salvo, no seguras, esta red es caótica, cualquiera pensaría lo contrario, la vida hecha en un cerrar de ojos, después de ordenar siempre llega la cuenta. Eludir el hecho de que nuestras vidas son una mierda y no hay marcha atrás es la peor tontería, ya veo a lo que se refería mi padre con pensar en mi futuro, aunque tampoco puedo ver como lo estoy relacionando, es algo familiar.

-¿Alguna idea?- le pregunto a Viridiana, cuya esperanza se perdió.

-No separarnos hasta que de milagro se nos ocurra algo mejor.- desvía su mirada caminando con pasos pesados y muertos en los alrededores.

Buscaré un refugio, tan siquiera un árbol y un par de rocas, otro punto a favor es que ninguno se ve con la necesidad de alimentarse.

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En mi anterior vida, solía acampar, alejarse totalmente del mundo por unos días, no era dormir en una hacienda o cómodamente en una casa de campaña, lo divertido era levantar un refugio con una lona como único material de construcción, quedarse dormido bajo las estrellas en plena noche te enseña más de lo que puedes ver... dicha sensación de placer ha muerto, ahora que tengo el cielo estrellado frente a mis ojos no consigo recuperar ningún recuerdo que me haga sentir lo mismo que anteriores veces, no es la misma situación. Sacar plática mantiene el alma en alto, de paso me sirve conocer a los hombres que me quedan.

–Soy Jorge.–aguardo en silencio en espera de una respuesta.

–Vamos chicos, no tenemos nada mejor que hacer.–los motiva Viri

–Saludos, compañeros, vengo de una tribu en los áridos territorios de África antigua, en las costas, aquí me llaman por el nombre Segul, dudo que si les digo mi verdadero nombre me puedan entender, es un gusto conocerlos.

–Curioso, un jugador proveniente de una tribu.

–El juego acorrala a a las ovejas para luego dejarlas sin pastor. No hay nadie quien se salve de su elección.

–Sólo me extraña, pareces un buen hombre para andar en estos lugares.

–Es una lástima que me vea obligado a matar por necesidad.

Aspirantes a la grandezaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora