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No era justa para Ellie que después de tanto sufrimiento y tantas muertes, un loco y psicopata, a su parecer, quisiera convertirla en una bolsa de sangre andante.
La chica McCall tenía un límite, desde principios de su adolescencia había experimentado cambios traumáticos que destrozarían alguien débil, y ella no era débil.
Lo había tenido en claro en el momento que tuvo que ayudar a Scott a asesinar al Peter, sufrir por Lydia, por Isaac, por Chris, por Scott, por Derek, por Ethan, por Aiden, y por muchas personas más, pero sobre todo había sufrido demasiado por ella misma.
Desde la muerte de sus verdaderos padres cuando tenía seis años, Ellie ya era una niña independiente, fuerte, que no se quebraría fácilmente, y toda la manada lo sabía, pero cuando vieron los ojos de Ellie cristalizarse sabían que estaba por quebrarse, que debía quebrarse por su bien, ya había sido fuerte por mucho tiempo, y que no importaba si se quebraba, saldría adelante, por que es una guerrera.
—Ellie, cariño —Melissa observo a su hija acostada en la cama, en posición fetal abrazando sus piernas con los ojos cerrados, sollozando levemente—, tienes que comer corazón.
La chica McCall negó con la cabeza aún sin abrir los párpados de sus ojos y soltó otro sollozo.
—Te dejare la comida sobre tu escritorio cariño.
Ellie asintió con la cabeza y se tapo hasta la cabeza con las sabanas escuchando el sonido que hacía la puerta al ser cerrada.
No podía, no justo ese día, no cuando era el aniversario de la muerte de sus verdaderos padres.
Veronica y Marco Michaels eran sus nombres, Ellie los recordaba como buenos padres, el único problema es que no los recordaba lo suficiente para tener una imagen eterna y feliz sobre ellos.
Lo único que recordaba era que la amaban, incondicionalmente, también que se mataban por educarla y satisfacerla con todo lo que podían y que eran unas grandiosas personas.
Stefan y Damon se habían reunido junto a toda la manada a las 8 de la mañana en la casa de los McCall, habían decidido que era hora de decirles a la manada a que era a lo que se enfrentaban, pero Lydia sabía que no era buena idea tener a Ellie escuchando como sus familiares y seres queridos podrían morir u sufrir.
Malia obligo a todos a irse, menos a los respectivos dueños de esa casa y tiempo después había dejado a Ellie recostada en su cama, en la misma posición en la que se encontraba ahora.
Stiles Stilinski estaba realmente preocupado por la hermana de su mejor amigo, en la mañana que la había visto se veía tan frágil, como si no pudiera defenderse y daba el aspecto de una muñeca de porcelana, y ahora se encontraba trepando hacia la ventana de la habitación de Scott, había ido a visitar a Ellie en uno de sus ataques de preocupación por la chica McCall, que últimamente eran más constantes y fuertes.
—¿Ellie? —Stiles pego el oído a la puerta de madera cerrada de la habitación de Ellie, tratando de escuchar un ruido— Soy yo, Stiles.
Detrás de la puerta se escucho un pequeño ruido, como cuando te levantas de la cama y puedes escuchar los resortes estirarse de nuevo a su posición original, junto antes de que la puerta fuera abierta por Ellie, que una vez abrió la puerta se volvió a acomodar en posición fetal.
—¿Como te sientes?
Stiles rodó los ojos y negó con la cabeza ante la estupida pregunta que había formulado sin pensarlo, era obvio que no se encontraba bien; cuando alguien lloraba y no se movía durante mucho tiempo, era por que estaba mal, y a Stiles se le partía el corazón al ver a Ellie así.
—¿Puedes —Ellie abrió sus ojos castaños, enrojecidos por el llanto, y palmeo con suavidad el pequeño espacio que quedaba de su cabeza al borde de la cama— pue-puedes acostarte conmigo? ¿Por favor?
Stiles asintió con la cabeza rápidamente varias veces y casi corrió a la cama de Ellie, donde su respectiva dueña le había hecho un espacio.
—¿Sabes Stiles? —la chica McCall abrazo el torso de Stiles con uno de sus brazos y seguido acomodo su cabeza en su pecho— Cuando era niña, mis papás me regalaban un libro de Harry Potter cada año, desde que cumplí mi primer año hasta que cumplí los seis. Y es injusto, por que murieron, antes de que siquiera pudieran llegar a pensar en dármelo. Tengo un baúl, solo para esos libros, y es doloroso recordar que siempre va a faltar un último libro en ese baúl.
Stiles cerró su boca sin saber que decirle a Ellie, el no había pasado por muchas situaciones similares, excepto la vez que el nogitsune lo había poseído y se sentía perdido consigo mismo, y lo estaba.
—Cuando era niño contaba los segundos durante las noches —Ellie subió su rostro para observar el bello rostro de Stiles—. Mi padre me decía que mientras más segundos pasaran, más fuerte estaría para la realidad. La cruel y fría realidad a la que todos volamos del nido.
—¿Tienes fiebre?
Stiles miro mal a una sonriente Ellie y seguido le hizo cosquillas.
—¡BASTA STILES!
Ellie se retorcía en la cama soltando la carcajada a gritos tratando de quitarse a Stiles a golpes, en uno de esos golpes le dio en la nariz, con su puño, y Ellie tenía un muy buen gancho derecho.
—Oh Dios mio Stiles —Ellie tomo el rostro de Stiles entre sus manos y alzo su cabeza, mirando a la nariz del Stilinski, que se empezaba a poner morada e hinchada—. No sabes cuanto lo siento.
—Esta bien.
La voz de Stiles se oía gangosa, congestionada y Ellie no puso evitar soltar una risita.
—Hace unos días conocí a un chico —Ellie miro a Stiles, que tapaba su nariz con una de sus manos—. Se parecía a el hermano del loca psicopata que me quiere usar de bolsa de sangre.
Stiles frunció el ceño y negó con la cabeza.
—Eso es imposible, —Stiles se paro de la cama y se acerco al tocador de Ellie— Stefan y el rarito dijeron que solos eran a la rubia, el híbrido y el de traje.
—Pues el se parecía infiernos a Elijah.
—Bueno, mañana les preguntaremos.
Ellie asintió satisfecha y sonrío.
—Gracias Stiles.
—Hago todo lo necesario para ver a la princesa del reina feliz.
ESTABA DEPRIMIDA INTENSO BAI Y SALIO ESTA KK DE CAPITULO TUBE QUE HACER UN CAMBIO DE HUMOR POR QUE STILES ES STILES Y LE MEJORA LA VIDA A TODOS
