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17; the exchange
Ellie miró tras su hombro y examino la vereda a su espalda, había logrado que no la acompañaran al trabajo de ida. Extrañaba su libertad y su tiempo a solas, últimamente con todo el drama en el que su vida se había envuelto sentía que todo lo que era suyo se había reducido a nada.
—¿Qué hace nuestra querida doppelgänger sola, por la calle, perdida en sus pensamientos?
Ellie saltó en su lugar y giro su cabeza para ver a la despampanante rubia a su lado, se le hacía terriblemente conocida.
—¿Te conozco?
—Tú a mi no, pero yo a ti si.
La hermosa rubia tomó la cabeza de Ellie entre sus manos y murmuró unas palabras en latín que durmieron a la doppelgänger, la dejo caer y le sonrío a su hermano cuando tomó a la morena en sus brazos al estilo nupcial.
—Buen trabajo Freya. Pensé que no querrías colaborar en los planes psicóticos de Klaus.
—Sabes que la familia es importante Kol, aún y cuando quieran perjudicar a una familia entera solo porque sí.
Kol rodó los ojos y avanzó por la vereda con Ellie entre sus brazos, Freya miró a su alrededor verificando que nadie haya visto lo que hizo.
—Creo que mi libertad es más importante que mi familia, Freya. Si no fuera por la belleza de aquí, no estaría en este pueblucho amenazado por una manada de criaturas sobrenaturales.
Caminaron por la vereda hasta llegar a la entrada del hotel, donde una impaciente Rebekah los esperaba en el lobby. —Ya era hora, tengo una cita en el magnifico spa de este pueblo. Elijah los esta esperando en la habitación de Nick, por favor, tengan cuidado, no queremos vampiros alucinando por el pueblo gracias a na mordedura de hombre lobo.
—Ya vete Rebekah, nadie te necesita aquí.
En un abrir y cerrar de ojos la vampiro desapareció de la vista de sus hermanos.
🌕🌕
Estaba oscuro, la débil y usual luz de la luna no iluminaba nada esa noche, estaba en un ambiente nostálgico de cierta forma. Todo sombrío y oscuro. Giró su cabeza ante el repentino ruido de una rama siendo pisada a unos metros de ella, dió un paso en dirección al ruido y cayó al suelo ante el jalón que sintió en sus piernas junto al inconfundible sonido de cadenas chocando entre si. Tomo entre sus manos la cadena que envolvía su tobillo izquierdo y tiró de ella con todas sus fuerzas, resoplo frustrada al sentir el escozor que provocó la cadena raspando su piel. Un ruido a su derecha la hizo girarse sobre su trasero, tomó un palo grueso que estaba su costado y se paró lo más rápido que pudo con las cadenas impidiendo su movilidad. Un crujido y un golpe resonaron en el bosque en el que se encontraba encadenada provocando un eco en todo el lugar, trago saliva y apretó entre sus dedos la gruesa rama.
