Capítulo X

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Todos los tenemos. Nadie escapa de ellos.

Toda historia de éxito los contiene y las de fracaso, también. Pero es la forma en la que los enfrentamos dónde se define el triunfo o la perdida. Hay personas quienes piensan que su existir significa que no deben seguir. Hay quienes se extravían en el juego y confunde su verdadero significado. Sólo quienes entienden el objetivo de éstos, expresan la "ciencia oculta" transformando lo que para la mayoría de la sociedad es una desgracia, en lo que para los que salen victoriosos es una oportunidad.

Obstáculos. Problemas. Desafíos. Retos. Adversidad. Crisis. ¿Por qué? "¿Por qué a mí?", nos cuestionamos algunos.

Comprender los motivos y el origen de que algo se presente en tu vida es práctico si esa búsqueda se transforma en luz y transformación. Luz para definir mejor tú rumbo y transformación para ser más eficiente en el alcance de lo que necesitas.

Pero la mayoría de la gente, cuando se pregunta el por qué de sus amarguras, se queda encerrada en la culpa. O cuando menos, en la sensación de una autoestima debilitada por la realidad del momento. Antes de querer encontrar el por qué, es de mayor valor buscar el para qué.

Mi padre ya me había hecho entender que es importante valorar lo positivo y lo negativo de poder amar a una persona, "vive tu vida poniendo amor en todo lo que haces" dijo mi padre esa vez y comenzaría a comprender, de lo que hablaba realmente.

—No puedo comprenderlo. —Le dije a mis padres.

— ¿A qué te refieres querida? —Pregunto mi madre.

—Por un pedido de ayuda del ministro de África o algo así, a causa de la crisis que está pasando en Sudan del Sur, es probable que...

—Que Austin y muchos otros jóvenes sean llamados para formar parte del ejército estadounidense que enviaran a Yuba, para apoyar al ejército local. —Completo mi padre.

—Si...

—No... No puede ser. —Expreso mi madre con angustia.

Una ley federal requiere que todo hombre ciudadano americano y residente legal, se registre en el Military Selective Service Act, durante los próximos 60 días, después de haber cumplido 18 años. Así, efectivamente, cuando Austin era más joven lo había hecho, eso no significaba que automáticamente seria llamado para prestar servicio militar, simplemente era una ley estipulada por el gobierno, nadie había sido llamado para el servicio militar obligatorio desde 1973, solo si llegase a ocurrir una emergencia... como la que probablemente se vendría. Pero si sucediera aun había una esperanza, pues, los candidatos eran seleccionados al azar y por año de nacimiento.

Tan ingenua podría estar siendo, que confiaba plenamente en diferentes posibles razones por las que Austin no tuviera que ir a prestar servicio militar, tal vez... que tuviera la suerte de no ser llamado porque sencillamente no fue uno de los seleccionados al azar, que si fuese llamado, no aprobara los exámenes que se realizan para saber si son o no aptos, o de pronto, que un milagro resolviera la hambruna que padecía esa ciudad, pero las cosas no se resuelven de la noche a la mañana, ni tampoco así de fácil y a pesar de estar siendo un poco egoísta, guardaba las esperanzas, porque a pesar de todo, estaría enfrentando algo nuevo en mi vida y todo estaba siendo tan mágico y hermoso que, ahora no sabía cómo superar esto, estaba claro que aún no sucedía, pero la situación no pintaba nada bien y más sabiendo las circunstancias en las que se encontraban las cosas. No sabía que pensar, lo único que podía hacer, era refugiarme en mi madre.

— ¿Qué pasara si se va?

—Mi niña, yo...

— ¿Qué voy hacer, si no lo puedo ver más?

Amor AmericanoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora