Amor Americano

Capítulo III

Justo cuando crees tener todo bajo control, la vida te arroja algo de improviso. Así que es momento de improvisar y actuar. Terminas encontrando personas increíbles en sitios que jamás imaginaste y te encuentras regresando a los lugares que más importan. Es interesante eso del destino, siempre encuentra la manera de llevarnos al lugar al cual siempre hemos pertenecido.

Sentí vértigo cuando me dijo que se había enamorado, toda mi vida había esperado que llegara alguien como él, a su lado pude ser yo, completamente yo, esa libertad que me da para ser yo misma, es lo que me hace explotar de emociones, no sé si estoy enamorada, llego tan impuntualmente a mi vida, que he decidido mover todos los relojes hacia una posibilidad con él.

Sonó mi teléfono, y al mirar la pantalla, vi que era Alex. Había tardado en llamar.

- Hola

- ¿Annie? ¿Eres tú? - Respondió con cierta peculiaridad.

- Sí, soy yo... Annie.

- Anoche te perdimos de vista, ¿Dónde estabas? ¿A dónde fuiste?

- Encontré alguien que ha sacudido mi alma.

- ¿De qué hablas?

- Solo... tome su mano, entrelace mis dedos en los suyos y me sumergí en el tiempo.

- ¿Te refieres a un chico?

- Hay personas mágicas, te lo prometo. Se encuentran escondidas en cada rincón simulando ser personas comunes.

- O alguien a flechado tu corazón o ya estas demente.

- No se lo digas a nadie, pero dicen que su magia es tan fuerte, que si te tocan una vez, lo hacen para siempre.

Hablamos por unos pocos minutos más y aunque insistió en que le contara más acerca de lo que sucedió, no quise darle muchos detalles. No es que pretendiera esconder algo, solo quería llevar las cosas con calma y sin apresurarme.

Me gustaba porque no era solo atracción física, era atracción mental y sentimental. En otras palabras, encendía mi alma, revolucionaba mis neuronas y aceleraba mi corazón, no sé si es amor lo que estoy sintiendo, no me he preocupado por hallar una definición exacta de mis sentimientos. Quería verle nuevamente, hay cosas que no le puedes dejar al destino, hay cosas que solo tú puedes hacer que sucedan, así que tome la determinación de ir a buscarlo a la feria, podría encontrarlo ahí pues, trabajaba en ese lugar. Tome una ducha, mi piel se erizó un poco, no sé si fue la baja temperatura del agua la que lo provoco o la ansiedad de querer verlo ya, de todos modos no era la única pregunta que me rondaba la cabeza ¿Qué llevaría puesto? No quería verme tan producida como esas mujeres ejecutivas de oficina, pero tampoco quería lucir descuidada y desaliñada, así que opte por una camisa de color azul, unos pantalones cortos y unas botas cafés, arregle un poco mi cabello y me dispuse a salir. Les dije a mis padres que saldría con Alex y algunos amigos más para pasar el rato. ¿Qué le diría?, no sé, solo deseaba desesperadamente verlo otra vez, necesitaba ver su sonrisa, ver lo suave que su cabello es, ver dentro de sus ojos y oír su voz, quería tomar su mano nuevamente.

Hay una cierta cantidad de pasos entre la parada de autobús y mi casa, pero pueden ser menos si se camina con prisa, podía ver como los resplandecientes rayos del sol emergían sobre las colinas y mientras esperaba a que llegara el auto bus, recordaba cuando era una pequeña niña y por estas mismas carreteras mi padre me enseño a montar en bicicleta. La ráfaga de aire cálido al abrirse las puertas del autobús pego con firmeza en mi rostro, me apresure a subir, le pague al conductor con unas monedas que guardaba en el bolsillo y me senté en uno de los asientos de atrás, eché un vistazo por la ventanilla mientras pensaba en Austin y lo maravilloso que era estar con él.