Capítulo XX

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Carta de Austin

Hola, hermosa. Verás, no sé de qué forma empezar esta carta... Solo dispongo de algunos minutos libres antes de salir a enfrentar a la milicia hostil. Yo estoy bien, bueno... más o menos, la verdad no sé, estoy un poco confundido o tal vez me esté volviendo loco, pero no te preocupes, es pasajero, lo que si me dejo completamente loco fueron ese par de ojitos avellanados que posees. Pude leer tu carta, fue muy bonita, apenas termine de leerla, se la enseñe a Ian, un amigo soldado que conocí en la escuela de formación, al que le contaba sobre ti y lo mucho que te amaba, él me acompaño hasta el último momento, ultimo porque lamentablemente ya no está y créeme que hice todo para salvarle, pero fue imposible, el que yo esté aquí escribiéndote esta carta se lo debo a él pues, entrego su vida por salvar la mía. Leí tu carta una y otra vez, es por eso que decidí hacerte una yo también.

Te echo de menos, te echo mucho de menos. Nunca pensé que sería tan difícil el no poder oírte reír, el no poder escuchar tu respiración a un centímetro de mi piel. Extraño tu olor. Una foto tuya me acompaña, y no la veo muy a menudo, solo cuando de verdad lo necesito y no porque no quisiera, no puedo pensar que tú estás allí, a tantos kilómetros de mí. Cada vez que escucho y siento una explosión, temo, temo que algo me suceda y no pueda volver a verte. Sé que esto no fue una decisión ni tuya ni mía, porque ambos no queríamos que sucediera, pero ahora es mi trabajo.

Tienes razón, son varias semanas y yo también sigo pensando que no estas, lo que tú y yo hemos construido perdurara para siempre en nuestros corazones, también recuerdo ese momento en que subí al avión, mientras yo me iba y tú te quedabas. A las dos de la madrugada estaríamos tú y yo testeándonos como dos psicópatas, pues yo también te necesito y no te imaginas cuanto, tu dulce voz, tu mirada llena de ternura, tu sonrisa que ilumina mi alma y la hace resplandecer, te necesito para vivir, te necesito para ser yo.

No quisiera ser egoísta, pues varios de mis compañeros ya no están, y así como temo que algo me suceda, temo por ti, aquí nada está escrito, es por eso que si algo me llegase a pasar, nunca, pero nunca me eches de menos, pues tu corazón es el único lugar donde quiero estar y donde estaré siempre, contigo, en cada momento de tu vida. Mereces ser feliz, realizar todos tus sueños, pues los míos se cumplieron cuando me dejaste amarte.

Yo te prometo que hare hasta lo imposible por regresar y cuando llegue, no volveré a irme. No puedo vivir sin tenerte entre mis brazos. No hay día que no piense en ti, los primeros y últimos pensamientos siempre son tú. No me olvides nunca, por favor. Sé que estamos muy lejos y apenas tenemos noticias uno del otro, pero me muero por ti, princesa. Te amé, te amo y te amare siempre. Te cuidare donde estés.

Dicen que los soldados son valientes, y no lloran. Pero no puedo evitar soltar una lágrima cada día al recordarte. Eres irremplazable. Tú también eres importante para mí, tanto, que sin ti tampoco sé cómo amar. Recibe de mí un abrazo increíblemente caluroso, de esos que a ti tanto te gustan. Al igual que yo en el tuyo, tú vivirás en mi corazón siempre.

Muchos besos mi vida. Te amo demasiado.

Amor AmericanoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora