El Encuentro

2.9K 144 4
                                    

Ojala les guste.  


Regresaste -  1

Hacía mucho que estaba soñando con el hombre de su pasado, un hombre que no más había visto desde que él se fue a vivir en la capital, se marchó y nadie más supo de él, ella tampoco lo buscó, hasta el momento ese hombre no  representaba nada, a lo mejor representaba el momento más difícil de su relación de amor. Uno de esos sueños fue bien paso de tono, soñaba que él entraba en su cuarto con mucha propiedad y osadía le tomaba, le hacía suya mismo sabiendo que a su lado estaba su marido durmiendo como una piedra, era una rara sensación de miedo y placer, mismo sabiendo que no era nada tuyo de alguna forma le había dejado huella en cada sueño. Federico Rivero era solamente un hombre que le había propuesto matrimonio para taparle la vergüenza de estar embarazada de un hombre que su padre no quería para yerno, un hombre pobre que era un simple empleado de su hacienda. Su nombre era Diego Hernández.

Días pasaron  la ciudad estaba calma, nada de mucha novedad en un pueblito tan pequeño, se fue por el veterinario para avisarle que ya habían llegado las vacunas que necesitaban para vacunar los animales de la hacienda, entonces bajó de camioneta y de la nada lo vio, le hizo una señal, con eso tuvo la certeza que él la había visto, pero Federico cambió el camino saliendo a todo galope en su caballo, de inmediato una corriente eléctrica surgió en el cuerpo de ella, precisamente ganas. Cristina Álvarez de Hernández estaba desconociéndose, nunca había sido una mujer de lujurias, pero en ese momento se vio deseando a un hombre que solo en sus sueños le había tocado de manera intima. Pero más tarde volverían a toparse en alguna calle y eso no tardó en pasar. 

Allí estaba él, frente a una tienda de artigos campesinos, más maduro, pero también más altanero, estaba de negro y vaqueros justos, lentes oscuras y gorro, era una visión de los cielos, 17 años se  pasaron desde del último encuentro, entonces recordó de un beso robado, que en su momento le fue molesto pero ahora le dejaba a pensar. Federico se había convertido en un hombre que le despertaba la codicia, bajos extintos, no sabía explicarse, solo sabia sentir ese desconocido sentimiento que nada tendría que ver con amor.

C- ¿Federico? ¿Eres tú?  - gritó al verlo desde en su caballo 
F- Cristina Hernández – le había seguido pensó él .
C- Federico Rivero, el que me ha ignorado en la calle del centro de la ciudad 
F- perdón, eso fue… no me recuerdo.  - sí la había ignorado, jamás pensó que tan temprano volvería a verla – quizá no te reconocí, acepta mis disculpas
C- ¿hace cuanto regresaste a ojo de agua? – le regalaba una sonrisa, nunca le había sido tan receptiva, Federico no bajo de su caballo, la miraba desde arriba, cristina estaba distinta, era una mujer muy bonita, su cuerpo en nada recordaba aquella niña que había amado, era una mujer atrayente, podría volverlo loco con un solo estallar dedos.
F- precisamente a un mes, no mucho, me tengo que disculpar contigo pero tengo que irme.
C- sí, sí .. Seguro tu esposa te espera, no quiero molestarte – sabia que Federico le estaba evitando.
F- ay Cristina, no tengo mujer, sigo siendo el mismo Federico Rivero de siempre – sonriendo – el hombre que está para todas las mujeres que quieran un poco de diversión 
C- ¿ah sí? – lo dijo con un toque de picardía.

Federico en ese mismo instante pensó << Para todas, menos para ti Cristina >>

F- señora, un gusto verte, saludos a la familia – se fue una vez más a todo galope. 

No quiso saber nada de ella, cristina ahora era una joven viuda, de cuerpo perfecto, ojos verdes misteriosos, con una solo hija, dueña y señora de la hacienda platanal. La mujer más rica y deseada por los hombres de toda región, que no solo querían a ella como socia, como también en la cama.

RegresasteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora