Recuerdos

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Cristina al salir del beso se puso fría, sin reacción , para ella no sonaba natural que aquél hombre la besara sin importar su desnudez y que tampoco le importara el ambiente.

- No lo vuelvas a  hacer, Federico, mantente alejado de mi – mientras abotonaba el camisón.

- Cristina eres mi mujer, tengo derecho a besarte, apapacharte, tenemos ahora dos hijas que nos van a necesitar – Decía todo en tono amable, aun estaba en éxtasis con el beso correspondido – además me correspondiste con ganas, yo no te forcé a nada, simplemente pasó.

- Puede ser que sea tu esposa y  que nos hayamos casado en algún momento, pero no soy tu mujer, es bien verdad que las niñas son tuyas, tienen mucho de ti, al fin los analices no mienten, pero… - cerró los ojos y soltó un suspiro – serán ellas nuestro único  enlace de conexión, nosotros en verdad no seremos nada más.

- Sabes muy bien que no lo voy aceptar  tan fácilmente que te deshagas de mi como si nuestro pasado en común no hubiera existido. No me voy alejar de ti Cristina ¿sabes porqué?  - Cristina puso ojos en blanco – porqué fuiste tú la que me buscó ,la que me sedujo en una calle de la Ciudad, yo no te quería, yo te evité, cambié el camino…. pero no te acuerdas.  Para ti es fácil esconderse detrás de tu enfermedad, de tu falta de memoria – Federico la miro firme y le tomó por la barbilla preguntó: ¿ y yo qué?  ¿Qué hago con mis recuerdos? – él dio unos cuantos pasos hacia a las cunas de las bebés, besó a cada una de sus hijas – ¿sabes qué Cristina? Tu enfermedad no solo te convirtió en una desmemoriada, sino también en una mujer inhumana.

- No tienes el derecho de insultarme y …. – fue interrumpida por su marido

- No solo me rechazas, me trata como si me tuviera asco, como también maltrata a tu hija, la alejas de ti, la muchacha está triste, quiere acércate a  todo el momento, pero es en vano. Pensando bien, no eres mi mujer, la mujer con la cual me casé era dulce, fuerte, inteligente, La que está delante a mi es la mujer de Francisco Velásquez y a esa mujer no la quiero.

Federico salió sin dar su habitual portazo, dejando a Cristina con una cara  indescifrable  de decepción.

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En la Hacienda platanal

No tardará mucho en traer a las niñas, están hermosas mis nietas – dijo consuelo a María del Carmen

- Sí abuela están preciosas, por lo que sé Cristina no las deja un minuto ,está mas calmada.

- ¿Cristina? Hace mucho que no escucho decirle mamá.

- No tengo el porque hacerlo, mi madre se murió o se perdió en algún sitio antes de aparecer Francisco en nuestras vidas.

- No digas eso hijita, sabes muy bien que tu mamá está enferma.

- La madre de las gemelas, no Mía, esa mujer, no tiene sentimientos por mi.

- Pero cuando te fuiste al hospital no te ha tratado mal como lo hacia antes, comprende María y tenga fe que pronto Cristina volverá a la normalidad.

- Abuela no voy seguir discutiendo el tema, Cristina es tema cerrado para mi – dijo con un nudo en la garganta  - esa semana hable con los de la universidad, me dijeron que puedo recuperar mi matrícula y volver a las clases. 

- Que bueno… ¿ tienes fecha de regreso?

- En dos meses recomienza el semestre, pero vuelvo antes a mi casa en la, ya tengo mis equipajes arregladas, así que lleguen mis hermanas me voy.

Consuelo se puso una sonrisa triste en la cara, no era natural  que madre e hija no fueran más amigas como antes.

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