Montserrat

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Un minuto pasó como horas las mujeres no se dejaban de mirar. entonces cristina rompió el silencio


- Ahora me acuerdo, mi marido me habló de ti - la mujer se acercó a cristina, tendiéndole la mano - eres la decoradora.

- Me llamo Montserrat - cristina aceptó el gesto, saludando a la mujer, algo en ella le caía mal, la mujer era imponente, hablaba firme y lo peor, era bella. - quiero mucho conocer a tus nenas, Federico está enamorado, cuando habla de ellas, le cae la baba.

- Lo siento, en el momento no será posible, pensé que mi marido estaría aquí para ayudarme - estaba haciendo mención en irse y al llegar cerca a la puerta, dio de frente con Federico trayendo dos gracos confort en las manos.

- Hola cristina - estaba con una sonrisa encantadora, pero notó que su mujer estaba muy seria - esas son mis princesas, Montserrat, te presento María Eugenia y Victoria Guadalupe.


La mujer sentó junto a las niñas que estaban en el sofá, donde Federico deposito los gracos;

- son hermosas Federico, y que ojazos tienen - las niñas estaban despiertas, empezaron a llorar de hambre - son hermosas igual que su madre, dijo mirando a cristina con una sonrisa en los labios.

- Muchas gracias, pero tengo que retirarme para darles de comer.

- En un minuto voy contigo - cristina asintió y se retiró.

- Tengo que atenderlas, quiero que te sientas a gusto en mi hacienda.

- Gracias - ella se dirigió a un mueble que estaba cerca de la ventana tomo entre las manos una porta retrato con una foto de Cristina en las manos y mirando a Federico dijo: Realmente, es como me has dicho, bella.

- Montserrat ...

- Solo he dicho la verdad Federico, sabes que tengo buen gusto - Federico soltó una de sus típicas carcajadas

- Pronto regreso ...


Minuto después


Vio a cristina amamantando a victoria y sonrió.

- Siempre es la más hambrienta, Vicky salió a mí, lo toma todo con ganas - buscó a María que estaba agitada esperando por su turno en el pecho de su mami.

Cristina seguía callada mirando a su hija hambrienta.

- ¿Cómo supiste que esa era mi habitación? - le preguntó sonriendo.

- No lo sé, solo vine directo a ella - dijo seria - pásame a Eugenia y pon a Guadalupe en la cama por favor.

- Siempre será así - se rio - cristina lo miró sin saber a qué se refería - ¿cuando estés enfada las llamará por el segundo nombre?

- No estoy enfadada.

- Entonces porque tan seria

- Deberías haberme avisado que estaría esa mujer aquí

- No sabía que llegaría hoy, Monserrat me dijo que vendría para el fin de semana, pero si llegó antes nada puedo hacer - Federico miró a los ojos de cristina - no te cayó, lo sé.

- ¿qué hay entre ustedes?

- Nada, es mi amiga solamente. Siempre me ayuda con eso de decorar ambiente, más precisamente en las empresas porque aquí no me gusta esas cosas de gente pija, pero allá necesito para negociar con gente distinta a mí.

- ¿hubo? - preguntó sin sacarle la mirada

- Sí, pero hace mucho. no había regresado a ojo de agua.

- Fue tu novia

- No

- ¿Qué fue entonces?

- Fuí el primer hombre que tubo. El único creo.

- No quiero esa mujer aquí - dijo celosa - tener bajo a mi techo a una mujer que te tuvo en su cama, mándala de regreso a la capital.

- Pero la tendrás que aceptar, me ha traído un proyecto muy hermoso para mis niñas y no pienso botarla por un capricho tuyo.

- No me respetas

- No somos nada, somos solamente amigos o ni mismo eso, porque tú me pediste el divorcio, nunca me has dicho en que pie nos estamos, y por eso tus celos están fuera de lugar.

- El que me pidió el divorcio fuiste tú, no mientas - Federico se acostó en cama junto a Vicky, le besó la manito, la bebe soltó un sonido de alegría - ¿Qué le has dicho? Cuando llegué me ha dicho que tú le habías hablado mucho de mi

- Dije la verdad, que nos casamos y que nos estamos separando. Por eso las niñas tendrán dos hogares, aunque muy cerca, dos hogares

- Si ella no se va, nosotras tampoco - Federico volvió a sentarse en la cama - no me mires así porque aun soy dueña y señora de las dos haciendas, esa mujer tendrá que respetarme, o piensas que van a tener para revolcarse aquí.

- No nos vamos a revolcar en sitio alguno - soltó una carcajada - para quien no siente nada por mí, estás como muy celosa

- Es que exijo respeto, para esa gente aún eres mi marido, no quiero me digan pendeja.

- De pendeja no tienes nada, te puedo decir que eres bien cabrona - Cristina abrió bien la boca en señal de sorpresa para después caerse en la risa.

- Yo muchas veces me preguntó qué hiciste para que yo corriera detrás de ti, si es que es verdad lo que me dijiste.

- Me has dicho una vez, que me soñabas todas las noches, antes que regresara yo a tu vida.

- Eran pesadillas con certeza - sonrió

- Eran eróticos - se acercó a su esposa.

- Como no, no esperaba otro tipo de respuesta tuya - Federico besó el cuello de Cristina.

- Te duermes hoy en mi cama nuevamente

- No podemos hacer nada, no te hagas ilusiones

- Entonces cuando se termine el resguardo lo vamos hacer.

- No he dicho eso.

- Pero quieres eso ...

- Lo quiero - Federico volvió a besarle el cuello, pero una voz femenina le gritó en el pasillo

- ¿Federico vas a tardar mucho? - cristina resopló con odio al escuchar la voz de la mujer que le quitó el momento romántico, el primero que se había permitido.

- Te espero en el tercer cuarto a la derecha, quiero que veas el proyecto y escojas todo.


Al ver Federico salir de la habitación empezó a platicar con las bebés


- Yo pienso que me está conquistando el papá de ustedes. - las niñas hicieron un sonido como si comprendieran la charla - no voy a dejarlo solo con esa mujer rara. Hasta porque la muy desgraciada es bonita. No sé cuánto de importancia podrá tener Federico en su vida.

Arregló la ropa y el pelo, puso las bebés en lugar seguro y se fue al tercer cuarto a la derecha.




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