Te encontré

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Federico y Carlos estaban andando por la ciudad, preguntando aquí y allí, nadie sabía de Francisco Velázquez.

_ papá tendremos que cambiar el abordaje a esa gente, si lo conocen, no nos van a decir. - pasando las manos por la cabeza y soltando un grito de frustración

- ¿qué haremos entonces hijo? No sé qué hacer.

-Vamos decir que estamos buscando una casa de playa en un sitio exclusivo, así nos llevan a ver sitios más arrinconados, quizá las dos estén en lugar escondido, no lo sé, puede funcionar.

Federico asintió y decidieron hacer una búsqueda por playas más lejanas, eso tendría que ser utilizando a barco y por la mañana.

En la casa de Francisco

- FRANCISCO - grito Cristina - no tienes el derecho de pegarla, no es nada tuya, aún si fuera, yo no permitiría que lo hiciera, ¿quién piensas que eres? - involuntariamente abrazó a María del Carmen.

- Perdóname cris, es que pedí a esa muchacha que no llenara tu cabeza con cosas inútiles, viendo que estabas enfadada y que mencionaste a ese indio, me desquité en la niña.

- Mi papá no era ningún indio, era un hombre trabajador que ayudó a mi madre en los momentos más difíciles de nuestra hacienda.

- No me importa lo que pienses Francisco, no voy a permitir que la maltrates - dijo firme, no sabía porque repentinamente le salieron las ganas de defender a María del Carmen como si fuera su hija - la abrazó y la llevó a su habitación en el otro piso.

En otro momento en la habitación de Cristina

- Toma un poco de agua y deja de llorar, Francisco no más actuará de esa manera, ponte tranquila - María del Carmen lloraba sin parar, cristina le besó la frente.

- En toda mi vida, nadie nunca jamás me ha pegado, ni tú... digo, ni mi mamá. Perdóname Cristina, no quise molestarte, es que me sorprendió la forma que hablaste del bebé

- Tranquila, no pasa nada... yo he sido muy dura contigo - caminó hacia la cama y sentó cómodamente allí.

- Me dijiste que su embarazo es de riesgo, quisiera que te revisara un médico, para saber cómo están tú y el bebé, en mi pueblo hay un doctor muy bueno, su nombre es Ángel Luis robles - soltó con intento de agregar más información a la mente de cristina.

- Sabes, ese nombre no me es indiferente ... ¿ese doctor es muy famoso verdad?

- No tanto, pero es el profesor de mi novio Carlos Manuel.

- Me encantaría conocer a toda esa gente, hablas tan bien de tu hogar, de tus amigos.

- ¿cris, cómo usted recordó de mi papá? - sentó al lado de Cristina en la cama y tomó su mano

- No lo sé, vino en mi mente un hombre fuerte de pelo largo negro y sonrisa ancha, cuerpazo, desde de ese momento supe que se trataba de tu padre - se puso roja - tu papá era un hombre muy guapo.

- Otro muy guapo que hay en mi pueblo es Don Federico Rivero - Cristina sintió un erizar en la piel - tiene unos ojos verdes cristalinos, cara de hombre rudo, tiene que conocerlo, harían bonita combinación.

- No quiero que me hables de los hombres de tu pueblo, sé que odias a Francisco, pero no más hagas eso, no me interesa conocer a nadie, aunque lo dudes, soy feliz con él.

- Entonces dime como lo conoció, en algun sitio especial, supongo.

- No me acuerdo...- puso una mirada perdida - él me dijo que nos amamos de jovencitos.

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